Según fuentes de la investigación citadas por la agencia rumana Agerpres, los sospechosos están acusados de los delitos de proxenetismo, prostitución y tráfico de personas a España, Italia, Alemania y Francia.
Unos 150 agentes participaron en una operación que comenzó hace un año y contó con la colaboración de las fuerzas de seguridad de los países receptores de las víctimas, entre las que hay al menos diez menores de edad.
Las policías de varios países europeos investigan en estos momentos a decenas de personas supuestamente implicadas en la banda desarticulada.
Los presuntos proxenetas reclutaban a las chicas entre familias sin recursos de la zona y las obligaban a prostituirse en condiciones muy duras en las carreteras de la región o las enviaban a Europa Occidental, donde la red tenía también infraestructuras.