De hecho, como puede observarse en las imágenes, el lomo de la ballena ha cambiado dramáticamente de aspecto y de color, reflejando el paso del tiempo y dejando constancia de la falta de interés de las autoridades por solucionar el problema.
A ello se suma un asunto de salud pública, ya que el animal comienza a desprender un fuerte olor que puede apreciarse a varios metros de altura. Sobre todo en los primeros días, la ballena se convirtió en toda una atracción para los residentes de la zona y personas que atravesaban la carretera del Faro.
A los pocos días del hallazgo, la organización Circe bajó hasta las rocas para tomar muestras como porciones de piel, de grasa y de barba, encaminadas a una investigación que llevan a cabo.