El transporte público acaba de despedirse después de casi tres años de la obligatoriedad de la mascarilla, que no de ella, pues hay usuarios que la siguen llevando. En los hospitales y residencias de mayores, sin embargo, el cubrebocas, uno de los últimos símbolos de la pandemia seguirá siendo obligatorio. Y es que en centros de mayores y residencias de ancianos la vieja normalidad tardará todavía en llegar debido a la vulnerabilidad de su población.
De hecho, más allá de que las visitas de los familiares estén permitidas después de que durante la crisis del Covid fueran suspendidas, en estas dependencias no han bajado la guardia y siguen siendo estrictos en cuanto a sus protocolos, independientemente de que en el último mes la Junta aprobase nuevas medidas de carácter preventivo por las nuevas variantes y el aumento de los contagios. Estas nuevas instrucciones contemplaban fijar un registro en el control de visitas, mantener los grupos burbujas y reforzar la figura gestora de la enfermera de casos para la detección precoz. En cuanto al control de brotes, se considerará como tal solo un caso positivo.
Sin embargo, cuando consultamos a algunas de las residencias de la capital, coinciden en destacar los pocos cambios que ha experimentado el día a día en estos centros para salvaguardar la salud de sus usuarios. “No han supuesto ningún cambio significativo en la actividad de nuestros centros tanto en la provincia de Cádiz como a nivel estatal”, apuntan desde la residencia DomusVi, dejando claro que ya implementan “estrictos protocolos anti-Covid para la seguridad y el bienestar de nuestros residentes”.
En esta misma tónica se expresan desde la residencia José Matía Calvo, donde aseguran que siguen “con los mismos protocolos. No ha cambiado nada”, apunta la administradora de este centro, dependiente de Diputación. “Que en la calle se vea a la gente sin mascarilla no quiere decir que aquí hayan cambiado las cosas. En la residencia no ha cambiado nada, por protección a ellos, que son los que viven aquí -señala para referirse a los usuarios y a la necesidad de seguir extremando las precauciones.
