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La escritura perpetua

La moción

Tamames necesita a sus 90 años un autohomenaje de focos para saciar (o no) su desmesurado apetito de yo, su hambre de portadas

  • Ramón Tamames y Santiago Abascal. -

El escritor Javier Cercas, en su extraordinario libro ‘No callar’ (Tusquets, 2023), una recopilación de artículos y ensayos, se cuestina el motivo por el que los intelectuales de izquierdas terminan convirtiéndose de derechas. No lo cita, pero Ramón Tamames, un suponer. Tamames, ex dirigente comunista, candidato por el PCE en 1979 a la Alcaldía de Madrid, ha aceptado defender en el Congreso la moción de censura de Santiago Abascal contra Pedro Sánchez, y en una reciente entrevista en ‘El País’, donde aparece como un personaje estrambótico, imprevisible y culto, don Ramón afirma: “Yo no estoy aquí para defender a Vox, conozco sus extremosidades”. Entonces, ¿con qué finalidad va don Ramón a Las Cortes? La respuesta sin duda es: para alimentar su ego. Un ego que se ha rebelado estos días con un perfil insaciable, tremendista y exquisito. Tamames necesita a sus 90 años un autohomenaje de focos para saciar (o no) su desmesurado apetito de yo, su hambre de portadas, y por eso lo confiesa en la entrevista refiriéndose a la moción: “Es una ocasión única para hablar a los 47 millones y medio de españoles que no se puede dar en ninguna otra circunstancia”. El profesor Ignacio Sánchez Cuenca ha reflexionado sobre Tamames en un amplio artículo: “El candidato de Vox es un ejemplo de un mal de las élites de la Transición, enfurruñadas e irritadas con la izquierda actual, convencidas de que señalar las limitaciones de España es cuestionar su legado”.

Hay, pues, egos que devoran a los otros, pero también personas devoradas por su ego, víctimas de su yo indesmayable, esclavos de sus conocimientos y trayectoria. Tamames publicó hace 40 años su libro de mayor éxito e impacto, ‘Estructura económica de España’, y posteriormente se ha entregado a aventuras literarias tan raras como escribir una segunda parte de ‘La Regenta’. Y se ha aferrado casi angustiosamente a la vida pública, a las últimas gotas de notoriedad, entre otras cosas como contertulio televisivo. En agosto de 2014 dejó caer una reflexión decididamente desafortunada en un plató. Aseguró que a los andaluces les gusta trabajar poco y vivir del subsidio, mientras en otras regiones, como Cataluña, los trabajadores madrugan y se esfuerzan en sus empleos. ¿Qué réplica merece tal afirmación? Mejor recoger las preguntas que se formula Manuel Jabois en un reciente artículo: “¿Ha preguntado Tamames a la opinión pública si le interesa cerrar el Congreso para regalarle una sesión en la que nos cuente el estado de España según sus conocimientos y experiencia? ¿Este hombre no sabe que para eso se inventaron los bares?” Sí, exactamente eso.

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