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Domingos de misa y fútbol

Juan Azcárate reconoce ser "algo pasional, aunque me controlo"

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  • Juan Azcárate posa con una sudadera del Xerez DFC. -

Juan Azcárate Casanova es un gran aficionado al fútbol. Así quizás no tendría nada de llamativo, pero si a la fórmula le añadimos que Juan es sacerdote y párroco de la Parroquia del Santísimo Cristo de la Sed de Jerez, empieza a ser más llamativo. Quizás porque los miembros del clero no suelen visualizar sus aficiones al deporte, en este caso al fútbol. El Padre Juan, además, es capellán del Xerez DFC y no se pierde “casi ningún partido” del equipo azulino en Chapín. Aunque es natural de Villamartín, el pasado 2021 es trasladado a la ciudad y desde entonces se siente “un jerezano más”, no renunciando a su otra pasión, el fútbol.

Su vinculación al club azulino surge por iniciativa propia, preguntó “si había algún sacerdote que tuviera enlace con el club para el tema de ofrendas o bendición del vestuario y demás. A partir de ahí me puse en contacto con el presidente y desde entonces estoy al servicio de lo que me piden”. Por norma general, “al final de la temporada se visita el cementerio y se hace un responso por los aficionados fallecidos del club y los presidentes. Y al comienzo de la temporada, en el primer partido amistoso se bendice el vestuario y se presenta la temporada a la Madre y al Señor para que no haya lesiones. También hay hitos importantes como la ofrenda a la Patrona”.    

Juan intenta ir a Chapín “cada vez que puedo”, de hecho “me he perdido pocos partidos”. Eso sí, reconoce que “el Domingo de Resurrección que el partido es a las 12.00 me va a ser imposible”. El domingo es el Día del Señor y el día del fútbol por antonomasia y los partidos por la tarde “me vienen muy bien, normalmente es así porque a esa hora no tengo misa. Cuando el partido es por la mañana no puedo porque tengo tres celebraciones”.

Cuando va a ver los partidos anima “como todo el mundo. Cada partido hago una oración para que no haya lesiones y que se vea un juego limpio con el que disfrutemos todos, pero quiero que gane el Xerez”. En cuanto a las pasiones del deporte explica que “me voy moderando, porque me pongo muy nervioso. Cuando se me escapa un grito pido perdón. Me lo tomo con filosofía, pero sufro. Y da pena cuando se hace un partidazo y no se dan los resultados”.

La situación de los azulinos es muy complicada y “la gente me dice en broma que voy a tener que rezar otra novena. Me da un poco de lástima porque el Xerez debería estar el año que viene en la misma categoría, por lo menos. Esto es como la vida misma, no se dan los resultados y hay una mala racha. Lo paso mal cuando veo sufrir a los aficionados, directiva y jugadores. Ellos también se frustran cuando no salen los resultados. Es una lección de vida. Nos tiene que servir para aprender desde el sufrimiento y ser más fuertes”.

Sus estudios de Derecho Canónico le hicieron vivir en Roma durante cinco años. Allí iba a ver “algún partido” de la Roma al Estadio Olímpico. El Padre Juan cuenta una anécdota en un “Roma-Madrid de Champions. Saqué la entrada con otros sacerdotes y en el dispositivo de seguridad a la entrada del estadio cuando vieron que éramos españoles nos pusieron en la grada con los aficionados radicales del Madrid. Pasé hasta miedo (bromea). Nos tuvieron que escoltar a la salida. No se me olvidará”. Allí en Italia “son muy pasionales también”.

Y entre sus compañeros hay “muchos sacerdotes a los que les gusta el fútbol. Conozco a varios que son aficionados al deporte. Se lo guardan más al plano personal. Yo soy un poco más pasional. El otro día jugó España, por ejemplo, y lo estuve viendo”.

En el caso del Xerez DFC, hace falta casi un milagro divino, aunque “mis peticiones son para que los jugadores no se lesionen. El deporte es una manera de compartir, como la fe. La Iglesia es un equipo, hay que ser generosos. El individualismo no sirve en este deporte. Tiene que haber generosidad, perseverancia, entrenamiento...todo influye”.

Y sobre pedir a Dios para que tu equipo gane comenta que “todo el mundo quiere que gane su equipo. Pero hay cosas mucho más importantes, sino que se lo digan a los ucranianos o a los turcos y sirios. O a los enfermos de oncología. El deporte es pasional y cuando nos dejamos llevar por las pasiones perdemos la razón. Hay que estar tranquilos y disfrutar. El buen aficionado es como los amigos, tienen que estar en los momentos difíciles. Esa es la prueba del algodón”.

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