A partir de este miércoles, el onubense Juan Bautista Gil no hará otra cosa que cortar jamón durante tres días seguidos. Tres días con sus tres noches, que le harán batir el actual récord Guinness de corte continuado de jamón, establecido actualmente en 72 horas, trece minutos y ocho segundos.
Para intentar alcanzar esta gesta con posibilidades de éxito, el onubense ha tenido que someterse a una intensa preparación física y mental. Gil confiesa a Viva Huelva que prepararse para una maratón ibérica de este calado le ha supuesto “un esfuerzo psicológicamente” y que ha perdido en torno a 30 kilos de peso, “entrenando en el gimnasio y corriendo”. El programa de entrenamiento, por supuesto, se completa moviendo el cuchillo, algo que Gil, cortador profesional, hace a diario.
Cuando se instale en la plaza Doce de Octubre para cortar más de 36 jamones, Gil tendrá que someterse a un férreo control para cumplir los requisitos del Guinness. Podrá descansar cinco minutos cada hora, unas paradas que le está permitido acumular y que ha decidido agrupar en pausas de 30 minutos cada seis horas. En ese breve tiempo, explica, tendrá que “dormir, hacer fisio, comer e ir al baño”.
Su alimentación durante el reto y en las horas previas será “como la de un deportista en una competición de máxima exigencia” y se basará, sobre todo, en líquidos y geles, con la idea de reducir al mínimo las visitas al lavabo.
Lo de conseguir conciliar el sueño en tan breve espacio de tiempo parece un reto añadido al del Guinness pero Gil sostiene que también se ha preparado para lograrlo. Lo ha hecho con la técnica 4-7-8, utilizada en el ámbito militar, que consiste en consiste en inspirar durante 4 segundos, retener la respiración durante 7 segundos y exhalar durante 8, repitiendo el ciclo cuatro veces. “Da resultado”, dice.
El onubense asegura sentirse preparado para superar la marca del valenciano Noé Bonillo, que recuperó en 2015 en París un récord Guinness que ya ha pasado por varias manos y que él mismo inauguró en 2013 tras 32 horas loncheando jamones. “Estoy casi seguro a un 85 o 90% de que voy a conseguirlo”, asegura ilusionado Gil, que confiesa que además de la satisfacción personal que supone batir esta marca, lo que más le alienta “es poder contribuir a buenas causas”.
En este sentido, Gil explica que todos los platos que vaya cortando desde las once de la mañana del próximo miércoles se venderán a cinco euros y la recaudación irá destinada a dos comedores sociales de la capital onubense, el Virgen de la Cinta y el de la barriada del Matadero, así como a dos asociaciones, Médula-Te y Dolmen Animal.
Gil no es un neófito en estos lares. Ya ha batido otros dos récords mundiales, siempre con sabor ibérico, y sabe lo que se siente al dejar el listón tan alto. En 2017 fue uno de los promotores del reto que llevó a Huelva a preparar el bocadillo de jamón más grande del mundo, de 765 metros y 80 centímetros. También formó parte del grupo de cortadores que en 2012 prepararon el plato de jamón más grande del mundo, de más de 20 metros cuadrados.
Con dicho currículum, en el que se acumulan muchos otros premios en diferentes concursos, el onubense sentía que necesitaba encarar “un reto más grande”. Por ello se embarcó en una aventura en la que ha conseguido implicar a numerosos colaboradores, encabezados por el Ayuntamiento de Huelva. Su familia, asegura, es su principal apoyo. “Me dicen que estoy loco perdío”, bromea, pero ya están “acostumbrados” y comparten la ilusión por lograr que este gigantesco banquete proporcione alimento para “grandes causas”.