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Todo está ferpecto

El futuro es de los raritos

olo eres un adulto completo o un crío sin problemas si cumples con el canon: consumismo, conversación frívola, selfis, parecer y estar más que ser

Publicado: 27/05/2023 ·
09:23
· Actualizado: 27/05/2023 · 09:23
  • Gente. -
Autor

Daniel Barea

Yo soy curioso hasta decir basta. Mantengo el tipo gracias a una estricta dieta a base de letras

Todo está ferpecto

Blog con artículos una mijita más largos que un tuit, pero entretenidos. Si no se lo parece, dígamelo con un correo

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Como dispongo de muy poco tiempo, prefiero la literatuRRa a Netflix. Como me lo he bebido todo ya cuando tocaba, ahora termino cada día, por culpa de los endiablados horarios de trabajo, con una infusión de menta poleo en el sofá en lugar de hacerlo en un bar con una cerveza. Apenas presto atención a mis redes sociales porque salgo mal en las fotos y me aburren enormemente, y prefiero conversar con un buen amigo a compartir, qué se yo, el domingo con una docena de conocidos hablando de tipos de interés y productos bancarios, novedades gastronómicas, fútbol o motor. Oficialmente soy rarito. No he reído un chiste sin gracia de un jefe o a un compañero de trabajo. No hago cumplidos. Y, en la redacción, antepongo el rigor al buen rollo si el buen rollo sirve únicamente para blanquear la imagen de un inútil, un vago o un trepa. Adulto de cuarenta y pocos años, la opinión del resto de los mortales me resbala, obviamente. Como decía Fernando Fernán Gómez, “he cultivado mucho este mal carácter; esta antipatía la he cultivado para que no me den la lata”. No soy gregario. No me importa ser considerado, en absoluto, un outsider, que dirían los cursis. Y, efectivamente, me apetece estar tranquilo, solo, disfrutando de mis cosas. Por avatares de la vida, he formado parte de listas negras a lo largo de mi trayectoria profesional por defender mis principios e incluso ahora quien cree tener poder ilimitado se esfuerza en mostrar a quien debe que lo que escribo le molesta y es peligroso. Y, sí, me han dado y dan la lata mucho por ello, pero esto concretamente me divierte, aunque hasta colegas ruines se han alegrado y se alegran de mis desgracias en tuits infames. Pobres diablos...

A mí lo que realmente me inquieta de todo esto es que se repartan carnés de  personas normales o raritas a temprana edad. O sea, que mayores etiqueten a niños porque no se comportan como ellos esperan que se comporten. Por ejemplo, que despierte sospechas una pequeña por leer en el patio en lugar de corretear. Esto pasa. O que seleccione amistades en lugar de tener una pandilla enorme, informe. También sucede. Que los prejuicios a tan tempranas edades, el psicologicismo de los tiempos actuales y la facilidad con la que cualquier trastorno puntual de comportamiento e incluso inocuos pero no aceptados socialmente rasgos de personalidad se quiera tratar con pastillas o terapia preocupa; lo importante es escuchar, hablar, comprender. Distinguir lo que es un problema serio de lo que no.

Detrás de todo está lo que relataba al principio. La norma. Solo eres un adulto completo o un crío sin problemas si cumples con el canon. El carajal, el error de enfoque, es tremendo. Corren unos tiempos muy jodidos, donde lo normal no tiene  que ver con el bienestar emocional, sino con un estilo de vida vacío dictado por el consumo, las tendencias, el reconocimiento público a través de Facebook, Twitter, Instagram o TikTok, una conversación global frívola e inconsistente, plagada de selfis, música discotequera y chascarrillos, con parecer y estar más que ser.

La introspección, la libertad para elegir, la voluntad de no formar parte de la mayoría, la crítica, la soledad deseada, la alergia al cinismo, la firmeza de convicciones nos hace raritos, pero, advierto, el futuro será nuestro.

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