Al menos 14 personas fueron asesinadas en la región central de Birmania durante una nueva masacre contra civiles y opositores perpetrada por el Ejército, denuncia el gobierno paralelo opuesto al régimen militar.
El portavoz del autodenominado Gobierno de Unidad Nacional (NUG), que se declara el gobierno legítimo de Birmania, denunció este domingo en las redes sociales la matanza "atroz" en el municipio de Yin Mar Pi, en la región de Sagaing, uno de las zonas donde la junta militar se encuentra con más resistencia.
Según el relato del portavoz del NUG, conocido como Sasa, los soldados atacaron la población en plena madrugada del viernes con armas pesadas.
Las víctimas mortales, según declararon al diario The Irrawaddy residentes del municipio atacado, son 11 civiles y tres miembros del rebelde Fuerza para la Defensa del Pueblo (PDF), creada por el gobierno paralelo.
Tres de ellos fueron decapitados por los militares.
“La junta militar genocida se esconde detrás del secretismo, evadiendo el escrutinio internacional. Pero no podemos quedarnos como observadores silenciosos; debemos tomar medidas decisivas ahora”, urgió el portavoz en un comunicado fechado la víspera
Sasa instó a la comunidad internacional a tomar medidas concretas para cortar el "flujo de dinero y armas", estas últimas proporcionadas principalmente por Rusia y China, y despojar de cualquier señal de "legitimidad" a la junta militar.
Según el gobierno paralelo, formado por parlamentarios derrocados en el golpe de Estado militar del 1 de febrero de 2021 y activistas de minorías étnicas del país, desde la sublevación militar el régimen castrense ha perpetrado más de 70 matanzas.
"Cada día que pasa nos resulta más inaguantable escuchar sobre las brutales masacres, los crímenes de lesa humanidad, las atroces violaciones de los derechos humanos y el impensable genocidio cometido por la junta militar con absoluta impunidad contra el pueblo birmano", apuntó el NUG en otro comunicado.
La sublevación militar ha sumido a Birmania en una profunda crisis política, social y económica y ha abierto una espiral de violencia con nuevas milicias civiles que han exacerbado la guerra de guerrillas que vive el país desde hace décadas.
Al menos 3.819 personas han muerto por la brutal represión ejercida de parte de las fuerzas de seguridad, que han disparado a matar contra manifestantes pacíficos y desarmados, según datos de la oenegé birmana Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.