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Lunes 20/05/2024  

Curioso Empedernido

Tropezones y trompicones

Los líderes nacen y se hacen a sí mismos, son conductores frente a oscuras y preocupantes dificultades, y sobre todo entender que ver no es sólo mirar

Publicado: 14/12/2023 ·
13:26
· Actualizado: 14/12/2023 · 13:26
Autor

Juan Antonio Palacios

Juan Antonio Palacios es observador de la conducta humana, analista de la realidad y creador de personajes literarios

Curioso Empedernido

Curioso empedernido. Curioso de las tres pes, por psicología, la política y el periodismo, y alérgico a las fronteras y murallas

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Desde que somos pequeños, a tropezones y trompicones vamos salvando los obstáculos, dominando nuestro contacto con el suelo y aprendiendo a andar y correr. Si nos resulta necesario y a lo largo de nuestras vidas nos vamos haciendo preguntas y vamos administrando nuestro espacio y nuestro tiempo y nos damos cuenta que como humanos somos la imperfección más perfecta.

Poco a poco y paso a paso vamos alcanzando nuestros objetivos , llenamos nuestra existencia de pasiones que nos sostienen y sobre las que construimos nuestra personalidad, intentando ser lo más íntegros, éticos y dignos posibles. De todas maneras no podemos olvidar que cada uno tiene su propia respuesta , única e intransferible. 

Cada nueva generación acepta heredar cosas, pero no ideas, y hoy en día aunque sea a traspiés lo que va a marcar definitivamente nuestro futuro será la imparable evolución de la ciencia, las nuevas tecnologías y el buen uso que se haga de un campo que todavía tiene mucho que explorar y descubrir, la inteligencia artificial, que son las grandes bases de la evolución de nuestros avances y desarrollos en el mundo de la ciencia.

Cualquier persona, si observamos con atención y detenimiento tenemos un gran multiplicador y un gran restador: Mientras que el primero irrumpe cuando nos centramos en el  sumo agrado o la suma necesidad, en el segundo entramos  a través de la desidia, el desinterés y el desamor.

Debemos acostumbrarnos a regir nuestro propio destino, a ser lo más autónomos posibles, y ser conscientes que pocas cosas dan más placer que conducir con solvencia nuestro propio papel , observándonos a nosotros mismos, para encontrarnos y conocernos.

Hemos de aprender a superar los individualismos estériles, y fortalecer las alianzas, como una cadena de voluntades para conseguir unidos, mucho más que separados. Asumir cada cual su responsabilidad y garantizar que nuestro eslabón nunca fallará, porque lo que se tiene que hacer , se hace..

En cualquier aspecto de nuestras vidas por muchos choques y encontronazos que tengamos, nuestros  éxitos son la suma de nuestros aciertos , después de haber descontado los errores . No reconocer los mismos es perder dos veces, porque cuando lo hacemos , además de perder estamos facilitando la recaída.

La comprensión es un multiplicador de energía porque evita la dispersión. La concentra en una dirección, en lugar de perderla en cualquier sentido porque no se canaliza. Si no comprimimos la voluntad nos reblandecemos, la capacidad nos dispersamos, la oportunidad dejamos pasar el tren, y el esfuerzo nos debilitamos .

Los líderes nacen y se hacen a sí mismos, son conductores frente a oscuras y preocupantes dificultades, y sobre todo entender que ver no es sólo mirar; es penetrar y horadar muros y montañas para intuir y crearse detrás de las permanentes barreras de la cotidianidad , que oír no es solo captar sonidos, es filtrar la realidad y escupir la estupidez.

También aprender que oler es muchísimo más que la percepción de aromas ; es captar la sutil adrenalina de la soberbia , la inseguridad e incluso el talento de los adversarios, que el gusto se concentra en paladear y gozar el momento como fuente y estímulo de nueva energía, porque el placer casi siempre está en la deglución y no en la digestión; y saber que el tacto es ese mágico palpito entre la suavidad y la intensidad , entre la caricia lánguida y la presión óptima. En definitiva, cuando no llevamos nuestros sentidos al límite, estamos frenando la infinita capacidad de absorción de nuestro YO, y para superar todos los trompicones y tropezones.

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