El tiempo en: Cádiz
05/05/2024  

Andalucía

Timado

Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Me da corte contarlo, pero me han timado. En estos días de celebraciones abundan los timos. Generalmente son días de visita y se acercan familiares, amigos, compañeros de trabajo, vendedores, necesitados, servicios públicos y, también, timadores. Casi todos son gente normal, de buena voluntad, que no provocan ningún tipo de sospecha. Pero los timadores, no; esos son peligrosos, porque han estudiado todas las coartadas e incluso vienen avalados por documentos. No hablo de memoria, hace unos días me han timado y os prevengo para que no os pase lo mismo.

Se presentaron dos jóvenes operarios ataviados con trajes de la empresa de butano, para cambiar la tubería de goma y la válvula de seguridad de la bombona, porque hacía justamente cinco años que no la cambiaba. Les dije que yo no había solicitado el servicio y, por lo tanto, que no lo necesitaba. Uno de ellos, osado y sagaz, dijo: “Por favor, tenemos que ver la goma, porque es de ley que se cambie cada cinco años. De otra forma, usted está fuera de la ley y corre con toda la responsabilidad”. Inocentemente, les dejé que vieran la goma y, efectivamente, hacía cinco años que la habían cambiado. No obstante, le pedí la documentación de la empresa que los enviaba y me la mostraron, tomé el teléfono y les dije que esperaran un minuto.

Llamé a la empresa, pregunté si habían enviado unos operarios a mi casa y me aseguraron que sí, que era una empresa de butano y la regentaban ellos, de manera que no tuviera la menor duda, porque eran de la empresa. Les dije que podían pasar y, en menos de un minuto, hicieron el cambio y me presentaron la factura con el importe de 42 euros. Efectivamente, la factura venía con el membrete y el teléfono de una empresa de butano. Les pedí la dirección de la empresa en la localidad y me la dieron. En el bloque de viviendas donde vivo, colocaron cuatro o cinco gomas con una presteza digna de excelentes profesionales. En unos minutos, recaudaron más de 200 euros.

Vi que se quitaron de en medio en un salto y me escamé. Me dirigí a la dirección indicada de la empresa de butano de la localidad y pregunté si los habían enviado ellos. Me dijeron que no, que me habían timado, que no habían enviado a nadie, que cada año por estas fechas hay unos individuos que se dedican a eso. Y que se curan en salud con la factura que me habían entregado en la que consta que el servicio lo ha pedido el cliente y mil lindezas más en letra pequeña que no solemos leer. Leí el dorso de la factura y quedé corrido. Cuando salí, me acordé de lo que decían los romanos: “Nullus dies sine linea” (Ningún día sin aprender algo nuevo).

En una sociedad como la nuestra, hay mucha gente dedicada a la estafa, a la bellaquería, al pillaje. Unos asaltan con pistola y puñal; otros, con mentira y por teléfono. Muchas personas de buena voluntad caen en la trampa. Otras, como yo, se toman sus precauciones para no ser timadas, pero los timadores son más sagaces. Escrito está: “Sed sencillos como la paloma y prudentes como la serpiente, porque los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz”. Por tanto, añado yo, nunca aceptéis un servicio que no hayáis solicitado ni una venta por teléfono; es un timo.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN