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España

PSOE y PP defienden el respeto al Papa y la izquierda reprocha sus palabras

El Gobierno y altos cargos del PSOE y del PP han eludido comentar las declaraciones del Papa durante su visita a España este pasado fin de semana, y así, han abogado por el respeto a sus palabras, una línea que no han seguido los partidos de izquierda al reprochar las manifestaciones del Santo Padre

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El Gobierno y altos cargos del PSOE y del PP han eludido comentar las declaraciones del Papa durante su visita a España este pasado fin de semana, y así, han abogado por el respeto a sus palabras, una línea que no han seguido los partidos de izquierda al reprochar las manifestaciones del Sumo Pontífice.

Sin afirmar que respalda las declaraciones de Benedicto XVI, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, tampoco las ha censurado abiertamente, y se ha limitado a asegurar que no hay ninguna razón para generar alarma sobre la moral en España, un país que tiene "muy determinado" lo que es, lo que piensa y lo que cree, así como su modelo de convivencia, basado en la diversidad.

Frente a las palabras del Papa sobre el laicismo, cuya situación actual en España le recuerda a la de los años previos a la Guerra Civil, Gabilondo ha remarcado que éste es un país aconfesional.

También ha abogado por discursos serenos y mesurados, si bien, según sus palabras, comprende que una figura como el Papa manifieste opiniones religiosas.

En esa línea de respeto se ha movido también el secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, para quien su partido está satisfecho con la buena marcha de la visita del Papa a Santiago de Compostela, primero, y a Barcelona, después.

Iglesias ha puntualizado que los socialistas comparten algunas de las declaraciones de Benedicto XVI y que otras las reciben con matices.

La secretaria general del PP, María Dolores De Cospedal, ha eludido cualquier "interpretación" de las declaraciones del Papa, especialmente las que versaron sobre el laicismo o la realización de la mujer en el hogar.

Tras abogar por una clara separación de la esfera política y del ámbito religioso, la número dos de los populares ha preferido recalcar "la buena proyección" que a España ha dado la visita del Santo Padre.

Ésta es la actitud que han expresado la mayoría de dirigentes del PP, caso, también, del presidente de Galicia, Alberto Núñez-Feijóo; pero algunos dirigentes como Celia Villalobos no han evitado marcar distancias y recalcar que Benedicto XVI defiende "una forma de vida" que ella no comparte.

También en el PSOE hay quienes se han desviado de la línea predominante en el partido, y así el portavoz de los socialistas gallegos en el Parlamento autonómico, Xoaquín Fernández Leiceaga, ha opinado que el Papa hizo este pasado fin de semana "un diagnóstico incorrecto" de la sociedad española.

El presidente del Congreso, José Bono, ha manifestado su opinión al respecto, aunque para puntualizar que el Papa no comparó el laicismo que pueda haber ahora en España con el que existía en los años 30.

A su vez, el portavoz de CiU en el Congreso de los Diputados, Josep Antoni Duran i Lleda, ha remarcado la dimensión intelectual del Papa, aunque sin dejar de reconocerle un trato con los fieles "frío" y "distante".

Los partidos de izquierda se han mostrado más críticos, especialmente el coordinador federal de IU, Cayo Lara, para quien, según sus palabras, Benedicto XVI ha emprendido "una nueva cruzada" contra el laicismo durante su visita a España, que ha aprovechado además para "insultar" a la aconfesionalidad del Estado.

El candidato de ICV-EUiA a la presidencia de la Generalitat, Joan Herrera, por su parte, ha asegurado que la visita ha puesto de manifiesto cuánto se está alejando el Papa de la sociedad, e incluso de la "Iglesia de base".

Asimismo, el líder de ERC, Joan Puigcercós, ha pedido a la Iglesia católica que respete la división entre la fe y los derechos de los ciudadanos, en tanto que un diputado autonómico del BNG, Carlos Aymerich, se ha permitido aconsejar a la Xunta de Galicia que "informe bien" al Papa sobre la historia de España.

Desde Cataluña, el otro territorio de la visita, el presidente de la Generalitat, José Montilla, ha excusado al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, por no asistir a la misa que ofició el Papa en la Sagrada Familia.

Mientras, la candidata del PPC a la Presidencia, Alicia Sánchez-Camacho, ha optado por defender el carácter bilingüe de la homilía.

Todas estas reacciones políticas se han producido el día después, cuando Barcelona poco a poco recobra la normalidad desde la satisfacción por la imagen dada al mundo, aunque algunos, sobre todo los comerciantes, creen que la visita del Papa no les ha beneficiado, sino al contrario, dada las estrictas medidas de seguridad.

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