El Pontífice hizo esta defensa del matrimonio tradicional en el discurso que dirigió al nuevo embajador de Hungría ante la Santa Sede, Gabor Gyorivanyi, quien le presentó sus cartas credenciales y en el que auspició que la nueva Constitución húngara “se inspire en los valores cristianos”.
Entre esos valores destacó el matrimonio, la familia y la protección de la vida.
El Obispo de Roma afirmó que el matrimonio y la familia son imprescindibles para un “sano” desarrollo de la sociedad civil, los países y los pueblos.
“El matrimonio ha dado a Europa su aspecto y su humanismo. Europa no sería más Europa si esa célula básica de su construcción social desapareciera o fuese transformada”, subrayó el Papa.
El matrimonio y la familia corren riesgos debido “a l erosión de los valores más íntimos y a la creciente liberalización del derecho de divorcio y de la costumbre cada vez más difundida de la convivencia entre un hombre y una mujer sin la forma jurídica y la protección del matrimonio”.
También incluyó entre los “riesgos” las “uniones que no tienen ninguna base en la historia, la cultura y el derecho en Europa”, en una velada crítica a los matrimonios homosexuales. “La Iglesia no puede aprobar iniciativas legislativas que impliquen una valorización de modelos alternativos a la vida en pareja y la familia”.