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Pina Bausch renace con Wenders en un domingo Berlinale a pleno 3D

La Berlinale vivió hoy su domingo a pleno 3D con el homenaje a la fallecida coreógrafa Pina Bausch filmado por Wim Wenders.

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  • Wim Wenders. -
 La Berlinale vivió hoy su domingo a pleno 3D con el homenaje a la fallecida coreógrafa Pina Bausch filmado por Wim Wenders, la inmersión en las cuevas de Ardéche de Werner Herzog y la poética "Les contes de la nuit", primer filme de animación y en técnica tridimensional admitido a concurso en ese festival.

La esquelética Pina Bausch que danzaba con los ojos cerrados entre las sillas del "Café Müller" renació con Wenders, decidido a rendir tributo al mito y recordar no sólo lo que la coreógrafa aportó al mundo, desde su teatro de Wuppertal (oeste de Alemania), sino también lo que éste perdió con su muerte, en junio de 2009.


"Pina veía a través de los seres, nada escapaba a su mirada, pero de alguna manera hacía que uno no se sintiera desnudo ante ella, al contrario. Nos arropaba. Sobre esa mirada hicimos el filme", explicó Wenders, acompañado en la presentación por algunos de los bailarines de la coreógrafa, como Julie Shanahan y Barbara Kaufmann.

El filme nació de la conmoción por la muerte de Bausch, de un cáncer fulminante a los 68 años, lo que llevó a Wenders a recuperar material de archivo y ensamblarlo con nuevas tomas de los miembros de su compañía, perpetuadores y a la vez huérfanos de la creadora.

El filme recorre los míticos "Café Müller" o "Consagración de la Primavera", dentro y fuera del teatro fundado por Bausch, en Wuppertal, y les extrae en formato tridimensional toda la fuerza generada desde la aparente fragilidad extrema de la coreógrafa.

Los ojos que todo lo veían y taladraban, incluso cuando los tenía cerrados, son parte del espectáculo, grabado con dos cámaras por Wenders -"uno de ellos, en una grúa en formato dinosaurio", explicó el realizador- y convertido en documental en tres dimensiones.

Es un homenaje a la coreógrafa, a la ciudad de Wuppertal y, por extensión, a la colindante Cuenca del Ruhr, la nada coqueta región minera alemana, cuna de algunos de los talentos innovadores del país, como Bausch, Wenders y el cineasta y dramaturgo Christoph Schlingensief, muerto el pasado año de cáncer.

"Wuppertal estaba en una situación inusual: lucía el sol, lo que no suele ocurrir. Una buena manera de presentarla al mundo", ironizó el director, respecto a las partes del filme rodadas en sus calles. Wenders conmovió en la Berlinale con un filme que repasa los cuerpos permanentemente expuestos a caer exhaustos de Pina y los suyos, mientras que Herzog se adentró en las profundidades de las cuevas de Ardeche (Francia) para mostrar sus pinturas de 30.000 años de antigüedad, en "Cave of forgotten Dreams".

Herzog, presidente del jurado de la Berlinale en 2010, es de los privilegiados que han podido entrar en esas cuevas, descubiertas en 1994 y consideradas las más antiguas hasta ahora exploradas.

Herzog y Wenders no acudieron al festival como aspirantes al Oso, ya que sus filmes se exhibieron fuera de competición, al contrario que el director Michel Ocelot, que presentó "Les contes de la nuit" a concurso esta película de animación.

Su filme recrea las mil maneras de conquistar el corazón de la princesa, sea como galán transmutado en lobo o en chico del tam-tam, en Africa, sobre imágenes mágicas mezcla del teatro de sombras chinescas entre frutas y flores exóticas.

Todo ello sale de una nueva "fábrica de sueños", instalada en un cine que se muere, y donde se refugian los diseñadores de tanta magia, en busca de la fórmula del futuro.

Recrean ahí, una y otra vez, la historia del galán en pos de la linda hija del rey, al que se reserva un final algo atípico a la tradición de los cuentos de príncipes y princesas.

Cabe preguntarse si "Les contes de la nuit" se ganará también el corazón de la princesa, la presidenta del jurado Isabella Rossellini, una amante de los nuevos recursos, así como el favor del rey, el director de la muestra, Dieter Kosslick.

Fue iniciativa de Kosslick introducir a competición un filme de animación en 3D y a Rossellini le gusta experimentar, como demostró en sus cortos disfrazada de luciérnaga o mosca para hablar del sexo de los insectos, presentado en 2008.

Sea porque las gafas del 3D pueden ser algo torturante, especialmente a quienes llevan ya de por vida sus propios anteojos de miope, o porque alguno entró en el cine recién salido de una fiesta y con resaca, el caso es que al tercer o cuarto cuento empezaron las deserciones.

Calarse las gafitas de plástico a las 09.00 de la mañana y seguir con ellas para el pase de la tercera película, está bien para las fotos, pero excede a la paciencia de algunos.

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