Del flamenco, patrimonio inmaterial de la humanidad, ha bebido la colección de los hermanos sevillanos, en la que no abandonan las señas de identidad de la casa: los volantes y los bordados.
Aunque no es la primera vez que los sevillanos se inspiran en este arte tan andaluz, con el que aderezaron musicalmente todo el desfile, en esta ocasión se han puesto más sobrios, utilizando una paleta monocromática basada casi exclusivamente en el negro combinado muy ocasionalmente con el berenjena.
Los vaporosos vestidos de Vitorio&Lucchino aparecen llenos de transparencias, tiras de encaje, flecos con azabache y bordados de mantón de manila, que alegran un poco la seriedad del negro, así como unos llamativos botines con un tacón multicolor decorado con ondas-caracola.
Formas voluminosas y el volante como eje principal de la colección, una vez más, en chaquetas, vestidos y abrigos confeccionados con terciopelo, lanas, brocados y fieltros, materiales que también les sirve para vestir a un hombre elegante y sobrio, con chalecos superpuestos y cárdigans en los que se atreven a incluir algún guiño de burdeo y marrón.
Hannibal Laguna ha iluminado la lluviosa mañana de sábado de Cibeles con una colección sacada del fondo del mar, para la que ha encontrado inspiración en el hobby que comparte con la moda: el submarinismo.
Bajo siluetas escultóricas, los vestidos-joya del venezolano afincado en Madrid recrean el fondo del mar, mezclando tejidos que dan como resultado un perfecto color agua marina.
Las ondas en escotes y cuellos de sus clásicos vestidos con formas orgánicas ayudan a simular las caracolas mientras que el tafetán plisado emula las cascadas de coral negro.
No obstante, lo más novedoso es su línea de vestidos de color oro líquido confeccionados con redes de seda y la técnica tradicional de los pescadores.
En ellos, según relató a Efe el diseñador, se ha unido una a una cada cuenta y piedra de Swarovski, envejecidas unos cien años con una combinación de láser y ácido, cual si de un tesoro sumergido en un pecio se tratara.
Muy aplaudido el paseíllo final de su modelo favorita: Godeliv, enfundada en un sofisticado y elegante vestido negro de noche y secundada por la canción "C'est magnifique" y la torre Eiffel en una pantalla gigante, con la que el diseñador salió a saludar al término del desfile, en el que todas las joyas lucidas por las modelos estaban envejecidas artesanalmente.
Amaya Arzuaga cierra la segunda mañana de Cibeles Madrid Fashion Week con una colección muy serena, marcada por el negro y el piedra con toques de cereza y humo, en la que la burgalesa trata el punto como tejido para confeccionar largos vestidos de rayas.
Faldas de lana, vestidos-camiseta y abrigos de pelo de conejo con can can en tonos sorprendentes como el verde esmeralda marcan la colección de la diseñadora, en la que no faltan sus clásicas faldas minis de amplio volumen.
Según indicó a Efe la diseñadora, que mostrará su línea de ropa también en París, la colección tiene dos siluetas muy definidas: una muy pegada al cuerpo y otra de amplios volúmenes, con materiales como el cuero elástico, las lanas hervidas o la seda.