El legado del valle (RBA en castellano y La Magrana en catalán) relata las investigaciones de Arnau Miró sobre la muerte del único familiar vivo que le quedaba, su tía María, fallecida en extrañas circunstancias en su casa del Valle de Boí (Lleida), donde guardaba un objeto que ha sido ansiado durante mil años y que ha provocado centenares de muertes.
Badía y Gómez, que han debutado en la literatura con esta novela, han dicho en una entrevista con Efe que "aunque quizás lo más visible de la historia es el Pantócrator, esos enigmas nadan en una trama con unos personajes sólidos".
En la trama de la novela, los autores suceden intrigas y crímenes que se remontan a las persecuciones cátaras del siglo XIII y en ese viaje en el tiempo llevan al lector a principios del siglo XX, cuando se produjo el levantamiento de la pintura mural de las iglesias románicas pirenaicas.
Gómez, compañero desde el colegio de Badía, comenta que la primera pretensión no era escribir una novela, sino una guía turística del valle. "Pero -añade- el material que tenía Jordi iba más allá de una guía".
Badía veranea en el valle de Boí desde 1997 y de sus viajes y de las conversaciones con los viejos del lugar surgieron "preguntas, enigmas y misterios alrededor del Pantócrator de Sant Climent de Taüll y del propio valle".
Ambos explican que intentaron dar respuesta a todos esos enigmas, para lo cual encontraron documentación "sorprendente" y, "sin poder demostrar nada científicamente", novelaron una hipótesis de lo que creen que fue el valle en la Edad Media, su importancia geoestratégica y de lo que ocurrió "con determinados fragmentos del arte románico".
En el arranque de la novela, Arnau Miró llega a Butiaba (Uganda) procedente de Barcelona con la intención de olvidar para siempre una serie de desgracias personales y de desencuentros sentimentales.