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Viernes 03/05/2024  

España

"La derecha de esta ciudad es una derecha de derechas"

Asegura considerar únicamente la hipótesis de una alianza que le permitiera imponer las tesis e su programa en economía y empleo

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  • Espadas y Zapatero
Tiene la actitud del estudiante que quiere demostrar que está preparado antes incluso de enfrentarse al examen. Mide los tiempos y los tonos y desbroza las ramas por las que hacer deslizar los mensajes que traslada.
Donde falla la experiencia, pone tablas, rictus de solvencia, ademán de determinación. Juega a dejarse llevar por su equipo de campaña. Dice lo que quiere en el encuentro formal, y lo que se le quiere escuchar durante el tiempo de descuento, en una estudiada combinación de llaneza, diplomacia y técnica política. Manual del candidato subrayado y con anotaciones al margen.

¿Y si al final se convierte en alcalde...? ¿Qué es lo primero que haría?
–Pues repartir las tareas de gobierno, unificando departamentos que existen ahora mismo, porque quiero descentralizar al máximo la gestión municipal en los distritos. Y después hacer un ajuste presupuestario austero, para abordar los seis meses de 2011 que ya cuentan con un presupuesto aprobado.

La situación económica con la que puede encontrarse no sería la más favorable.
–Sin duda va a ser complicado con el escenario de cuentas. Espero contar con unos meses de oxígeno para buscar las primeras alianzas con el sector privado, que podrían estar generando empleo en los primeros meses de 2012.

¿De qué sector deberían venir esos proyectos?
–El sector de la construcción es muy importante para nosotros. Y no es más ladrillo, sino sostenibilidad y actuaciones sociales, como por ejemplo la instalación de ascensores.

¿Y si no es alcalde?

–Será un líder de la oposición que trabaje desde el primer día para arrimar el hombro para que quien tenga la responsabilidad de sacar adelante esta ciudad tome las decisiones correctas.

¿Sería alcalde con un pacto de gobierno?
–Lo sería si mi proyecto fuera protagonista en la ciudad. Los objetivos son la economía y el empleo configurados como consideramos que se tiene que hacer para alcanzar los objetivos, y si ese proyecto se comparte por otra fuerza política estaré encantado de contar con ese apoyo. Primero, el proyecto de los sevillanos.

¿Es que el actual alcalde cedió demasiado espacio a Izquierda Unida?

–No. Sus prioridades eran compatibles con las de la otra fuerza política, y si eso se vuelve a dar, estaré encantado de firmar un pacto de gobierno, pero la negociación ahora es más compleja porque parto de una serie de elementos no negociables.

¿Sería positivo que entraran otras fuerzas políticas en el Ayuntamiento?
–No creo en el bipartidismo. Me gusta más un espectro diverso de opciones, pero sobre la base de que haya interés en las propuestas. Reconozco que una parte del electorado del Partido Popular lo fue del Partido Andalucista claramente. Y en algunos casos, no entiendo como apoya a la derecha de esta ciudad, que es una derecha de derechas. Me hubiera gustado más un perfil andalucista de otro tiempo.

La incorporación de independientes a las listas electorales, ¿tiene que ver con la intención de amortiguar la imagen que los ciudadanos tienen en general del político?
–Tiene que ver con la intención de buscar un equipo equilibrado y adaptado a lo que la ciudad necesita. Si hubiese contado con esos perfiles en la militancia, habría optado por ellos.

¿No cabe hacer el análisis de que las filas de militantes son cada vez más pobres?
–Hay veces que se tira de la cantera y otras en las que se hacen fichajes. Y esto que no es extraño cuando hablamos de una empresa, tampoco debería serlo en un partido político, porque de lo que se trata es de generar una oferta de confianza. Se presenta un proyecto socialista a una sociedad que es mucho más rica que la propia organización. Es un ejercicio de frescura, constructivo. Son independientes, pero no son neutrales, sino activos en sus ideas.

¿Se espera juego sucio para estos últimos días de campaña electoral?
–Eso anuncia la derecha, pero lo que yo confío en que la altura de miras que se espera de un representante político le lleve a dejar espacio para las propuestas y para el debate. Ganar a base de intoxicar puede ser entendido como algo legítimo por algunos, pero creo que los ciudadanos lo van a reprochar de manera contundente.

En el Pleno Municipal hay un tono permanente de bronca, acusaciones, descalificaciones...
–Si. A mí me parece intolerable, y espero llegar a un acuerdo ético y de respeto. Las formas en política son las que contribuyen a que los ciudadanos crean que esto de la política aporta realmente algo.

¿Qué sentido tiene que el Metro de Sevilla con una única línea sea más caro para el viajero que el de Madrid, con una red completa?
–El precio responde al propio formato de financiación de esa línea. Tenemos que avanzar, y el Consorcio Metropolitano tiene que hacer una aportación algo mayor a las cuentas de Tussam en ese sentido. El final de esto tiene que ser un billete único.

Y en cuanto a la relación con el resto de administraciones, ¿le preocupa que pueda cambiar el signo político en San Telmo y en Moncloa?
–La interlocución leal ha sido un aspecto muy positivo para Sevilla. Aznar nos dejó en cambio la módica cifra de 2.400 millones de euros de débito de Andalucía, y tuvo que venir Zapatero a pagar lo que se debía. En cambio, las mayores inversiones que se han hecho en Málaga, han sido con gobiernos socialistas en la Junta de Andalucía.

¿De dónde va a sacar los 64.000 empleos que ha prometido?
–Tendríamos que dar muchos más. Esos son 64.000 empleos de futuro. Hay que cambiar el escenario de juego, y plantear un programa económico metropolitano, compartir territorio y espacios productivos. El empleo que se genere para un ciudadano de Sevilla capital, a él le da lo mismo que esté en La Rinconada o en Dos Hermanas. De hecho, esa es la realidad que ya tenemos. Es un cambio de chip. ¿Agricultura y ganadería en el área metropolitana? Ahí hay 900 empleos en Los Palacios.


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