Benito González Mariscal (San José del Valle, 1980) lleva ocho años vinculado al Cádiz CF, el último año y medio como Director de Infraestructuras de la entidad amarilla. Formado en la prestigiosa universidad de Michigan State, su labor ha convertido al Nuevo Mirandilla en referente nacional, pues el coliseo gaditano se encuentra entre los mejores del fútbol profesional en un aspecto tan importante como es el drenaje. Un hito reconocido por LaLiga y que da sus frutos, como pudo comprobarse el pasado fin de semana tras las importantes lluvias caídas coincidiendo con el duelo frente al Málaga.
¿Cuál es el estado actual del césped del Nuevo Mirandilla y del resto de instalaciones del Cádiz CF?
–En esta época estamos al 75 u 80 por ciento, pero en marzo o abril estará ya al cien por cien. En El Rosal los campos son más agradecidos, pero el estadio al estar en parte bajo techo y tan cerca del mar pues es algo más complicado. El graderío es además muy vertical, eso provoca muchas horas de sombra y afecta a la planta, porque no tiene toda la luz que necesita. Por eso tenemos lámparas de luz artificial, porque el césped no puede crecer con tan pocas horas de luz.
La luz rosa, ¿cuáles son sus efectos?
–Lo que hace es la fotosíntesis de la planta, ayuda al crecimiento de la raíz y de la hoja y también proporciona calor a la planta. Así la tenemos en una ecosfera que simula las condiciones del resto del campo que sí recibe luz natural.
¿Qué diferencias hay entre el cuidado del estadio y el del resto de instalaciones?
–El estadio está rodeado de agua por todas partes y eso genera un ambiente que crea ciertas complicaciones. Cosas que he practicado en otros sitios aquí no funcionan, hay que aprender del comportamiento del césped con la climatología y las particularidades de Cádiz. El Rosal en cambio todos estos condicionantes no los tiene, porque tiene más aireación, más luz y la recuperación de la planta es mucho más rápida.
Lluvia, sequía, plagas... ¿cuáles son los principales enemigos del césped?
–Para mí es el viento. El viento es lo peor, porque un Poniente o un Levante te afectan de manera muy dispar. El Levante seca la planta, el Poniente crea una humedad que trae los hongos. La época de Levante es buena para las enfermedades, pero mala para el riego porque el aspersor no puede hacer el círculo completo y hay que compensarlo a mano. Hay que estar siempre al tanto, diagnosticando y tratando todos los días.
Se trata, por tanto, de un trabajo muy minucioso y un poco imprevisible, ¿no?
–Es un trabajo con un ser vivo y con una climatología que no controlas. Y el ser vivo no se queja, se queja con sintomatología y con la sintomatología es con lo que tenemos que diagnosticar las enfermedades. El equipo -que actualmente conforman cinco personas- está muy bien aleccionado, cada día se examinan los campos para ver si hay algún tratamiento que aplicar.
En el caso de lluvia intensa, como el pasado fin de semana frente al Málaga, ¿preocupa su incidencia en el césped?
–Yo estaba muy tranquilo, la verdad. Hicimos una auditoría de LaLiga en la que se mide la velocidad de infiltración, es decir, la capacidad que tiene tu campo de absorber agua de lluvia, y se demostró que tenemos uno de los valores más altos de Primera y Segunda, con una capacidad de absorción de cien litros por hora. Tenemos un drenaje excepcional, que evacúa el agua perfectamente y un perfil de arena por debajo que permite absorber toda esa cantidad de lluvia. Lleva más problemas evacuar el agua que cae en las gradas que la que cae en el césped, porque el hormigón no absorbe. Es más problemática esa superficie que el césped en sí.
¿Cómo se mide la calidad del drenaje?
–Se hace una prueba, se encharca el campo y se ve cuánto tarda en absorber el agua. La auditoría de LaLiga confirmó hace un año que estamos entre el primero y el segundo en infiltración.
¿Y cómo se consiguen estos datos tan positivos?
–Esto depende sobre todo de la construcción, del diseño del campo. Cuando se construyó se hizo bien, con muy buen criterio. Si se construye bien y se hace un buen trabajo de mantenimiento, el césped siempre se va a comportar bien.
La tecnología en este área avanza a pasos agigantados ¿Cuáles son las principales novedades que están por llegar?
–El gran cambio que ha habido en los últimos años es el césped híbrido, que a los equipos del norte les da la vida. Antes los campos se embarraban y eso ya no pasa. Se habla del tikitaka, pero lo que ha cambiado realmente el fútbol es el césped, que ha hecho que sea más rápido, los jugadores más técnicos... Guardiola tuvo mucho que ver al principio, con la exigencia con el césped. Respecto al futuro, creo que los estadios se van a convertir en centros de ocio y la idea del césped retráctil está ahí, el Real Madrid ha sido el pionero y ha abierto la veda.
Precisamente en el Nuevo Mirandilla se celebran ocasionalmente otro tipo de eventos como conciertos, ¿cómo se gestionan para que el césped no se vea afectado?
–Los eventos le vienen bien a la ciudad, al club y a los aficionados. Con un buen plan de trabajo, teniendo en cuenta que tenemos que llegar bien al Trofeo Carranza, se puede llevar de la mano hacer eventos en el estadio y que el césped esté en perfecto estado.
Finalmente, ¿qué nota pondría a las infraestructuras del Cádiz actualmente?
–En lo que llevo en el club, que son ya muchos años, teniendo en cuenta los recursos que hemos tenido, el crecimiento que hemos tenido, que el club viene de muy abajo... yo le pondría un ocho o un ocho y medio. Parece que no, pero se ha crecido mucho logísticamente y en infraestructuras, y además se gestiona muy bien. Te das cuenta cuando vas fuera, que no se hacen tan mal las cosas. Queda mucho por recorrer, pero se han dado unos pasos muy grandes en estos últimos años.