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La Palma le gana el pulso a la lluvia

La jornada festiva del 1 de noviembre amaneció -como desde tiempo inmemorial- con la celebración de una Santa Misa en la Iglesia de la Palma

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La Palma le gana el pulso a la lluvia.

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Las tradiciones están para cumplirse. Y si hay algo por lo que se identifique el día de todos los santos en Cádiz, es por la cantidad de ritos y tradiciones que se llevan a cabo. Desde la visita al cementerio (antes el de San José y ahora el mancomunado de Chiclana) para recordar a nuestros fieles difuntos, a la degustación de las primeras castañas, nueces o huesos de Santo. Todo ello con el colofón de la procesión solemne de la virgen chiquita de la Palma. Últimamente, parece que la lluvia es también un ritual a batir, pues, si el Lunes Santo, la hermandad tuvo que suspender su salida con la cofradía de penitencia, en la jornada de hoy también se produjeron serias amenazas que dejaron pendiendo de un hilo la salida procesional.

La jornada festiva del 1 de noviembre amaneció -como desde tiempo inmemorial- con la celebración de una Santa Misa en la Iglesia de la Palma en honor de todos los fieles difuntos. Llovía. Llovía mucho, pero la celebración se desarrolló con un público importante en el interior del templo. Una eucaristía que concluyó con el tradicional rosario de penitencia recorriendo la calle de la Palma, hasta llegar a las murallas de la Caleta, desde donde el párroco (Daniel Robledo) impartió la bendición sobre las aguas del atlántico.

Y es que cuenta la historia que, el 1 de noviembre de 1755 pasadas las 10.00 horas de la mañana, los vecinos del barrio de la Viña fueron los primeros de la ciudad en verse alertados por la crecida del mar y por un descomunal oleaje que rompía en las murallas, propiciando que las calles del barrio se viesen anegadas de agua. Entonces, tal y como puede leerse en los archivos de la archicofradía, Fray Bernardo, fraile capuchino que oficiaba misa en la Parroquia de la Viña en la mañana de de Todos los Santos, al ver la llegada de las aguas por la calle central del barrio, tomó un crucifijo acompañado junto a otro ministro de Cristo, Francisco Macías, que portaba un estandarte de la Virgen de la Palma y lo clavaron sobre los adoquines de la calle exclamando “Hasta aquí, Madre mía”. Fue ahí cuando de manera milagrosa las aguas comenzaron a retornar mientras se llevaba a cabo el rezo del Santo Rosario por parte del propio Fray Bernardo. El estandarte que logró frenar las aguas aún puede contemplarse, ya que se venera en las propias dependencias del templo

Ya por la tarde, a las 17:30 horas, la lluvia volvió a hacer acto de presencia, provocando que la junta de gobierno tuviera que retrasar media hora la salida. Así las cosas, las puertas del templo se abrieron en torno a las 18:00horas.

La procesión salió con total puntualidad recorriendo las calles Virgen de la Palma, Cristo de la Misericordia, Pericón de Cádiz, Arricruz, Profesor Alcina Quesada, Portería de Capuchinos, José Cubiles, Paz, Paco Alba, Plaza del Tío de la Tiza, Pastora, Rosa, Belén, Vidal, Patrocinio, San Félix y Virgen de la Palma.

Con Antonio Valero como capataz y la Banda Julián Cerdán de Sanlúcar como acompañamiento, la Titular de la archicofradía levantó las pasiones y emociones de vecinos, gaditanos y forasteros. Uno de los momentos más emotivos se vivió en la plaza del Tío de la Tiza, donde el coro de Pedrosa interpretó el Himno de la Coronación de la Virgen de las Penas. Igualmente, delante del cuadro del maremoto ya de vuelta en la calle de la Palma, el coro de la Salle Viña interpretó un tanguillo, que fue muy celebrado por la concurrencia. La virgen entró en torno a las once de la noche sin incidencias reseñables.

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