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Bocca mete al ballet uruguayo en el 'mundial' y lo trae a Europa

Sólo un año después de hacerse cargo del Ballet Nacional del Uruguay (Sodre), ya ha conseguido "pasar de cuartos" y su primera gira por Europa.

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Julio Bocca (Buenos Aires, 1967) decidió bajarse de "las puntas" para dirigir las de otros bailarines con la misma "exigencia" que siempre ha puesto en su carrera. Sólo un año después de hacerse cargo del Ballet Nacional del Uruguay (Sodre), ya ha conseguido "pasar de cuartos" y su primera gira por Europa.

"Estamos entusiasmados con la gira. Haber logrado esto en un año es para mí muy importante. Es la primera vez que llega a España, a Europa, en sus 75 años de vida y para nosotros es como cuando Uruguay llegó a cuartos en el Mundial (de fútbol)", compara emocionado en una entrevista con Efe.


El bailarín argentino, uno de los mejores de su generación, es consciente de que aunque el nivel es "bueno" falta "mucho" hasta llegar al de las grandes compañías pero, subraya, "ya todos bailan de la misma forma".

Los bailarines del Sodre estrenarán el próximo 9 de julio en Segovia un programa que incluirá "Nuestros valses", "Doble corchea" y "Percusiones", de Vicente Nebrada, y "Tango/ Candombe", de Ana María Stekelman, unas obras "muy lindas, agradables de ver y oír".

La gira continuará en El Escorial, Madrid, Pontevedra, La Coruña, Málaga, Vigo, Santiago de Compostela y concluirá el 30 de julio en Huelva, desde donde viajarán a Italia para actuar, el 19 y el 21 de julio, en Verona y Nápoles.

Bocca confiesa que cuando se propuso que la compañía debía hacer su primera gira nacional en 50 años tenía "miedo" del resultado, de la respuesta del público, pero le ha servido para comprobar que los uruguayos "tienen ganas de ver ballet" y que cada vez acude "gente más joven" a los teatros.

De cada espectáculo se hicieron en Montevideo 10 funciones y el Auditorio Nacional Adela Reta, su sede, con capacidad para 2.000 personas, se llenó cada noche. "Esas cifras -apunta- para un país como Uruguay (3,4 millones de habitantes) son muy grandes", pero es que además viajaron por 13 de los 19 departamentos, y los teatros volvieron a abarrotarse, con 72.000 espectadores.

Su primer encargo a un coreógrafo fue el que hizo a Stekelman porque su pretensión es que identifiquen a la compañía con el candombe, un ritmo, con tres tambores, que surge en la época colonial como el principal medio de comunicación de los africanos esclavizados que desembarcaban en el puerto uruguayo de Montevideo.

El trabajo que hace con la compañía, asegura, es "muy interesante" porque ha cambiado su estructura para adecuarla a los nuevos tiempos, de forma, que desde que él se incorporó, los contratos de los bailarines, incluido el suyo, son anuales, y se hacen audiciones cada año.

"Es la fusión entre el sistema público y el privado, y funciona muy bien. Antes trabajaban 5 horas y ahora 7. Copiar parte del funcionamiento de una compañía privada ha ayudado no sólo a que se respete la institución sino que si a final de año el bailarín no está en forma se pueda prescindir de él y dar paso a otro".

En la actualidad el Ballet Nacional de Uruguay tiene 40 bailarines, de los que están trabajando 20, todos por encima de los 32 años.

Cree que este proceso de mezcla de gente con experiencia con quienes llegan a las audiciones servirá a unos y a otros porque los primeros se "estimularán" y los segundos adquirirán "disciplina".

Bocca se queja de que ahora los bailarines jóvenes parecen más interesados en actualizar su "facebook" que en saber cómo bailaba, por ejemplo, Rudolf Nureyev.

"Cuando hicimos 'Un tranvía llamado deseo' les entregamos la historia y la película para que supieran cuál era el referente, pero la curiosidad por conocer de dónde venimos tiene que salir de ellos. Ahora todo lo tienen más cómodo y el orgullo personal parece que cuesta un poco en el mundo actual".

Tiene planificado el programa de la compañía hasta 2013. Cuando vuelvan de Europa, montarán "El corsario" y después la primera producción grande de "Cascanueces" y le seguirán "La bayadera", "La vida alegre", "Without words", de Nacho Duato, y estrenarán una coreografía con música de Jorge Drexler.

Está "muy feliz" con su decisión de haber abandonado la escena para convertirse en director artístico, sobre todo, asegura, porque "como buen exigente" ve un espacio en el que cada día puede "pedir más y más" a sus "jugadores".

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