Una inoportuna gripe impidió que el que firma este análisis puediera estar de cuerpo presente en la rueda de prensa del pasado jueves en el Ayuntamiento de Cádiz, en la que el alcalde, Bruno García, y la consejera de Economía de Economía, Hacienda y Fondos Europeos, Carolina España, manifestaron la voluntad de las dos administraciones que representan de destinar a vivienda la antigua Escuela de Náutica. Oída la grabación de las intervenciones de ambos con todo el detenimiento que merecían, me quedó la duda sobre cómo se gestó este giro de la trama (plot twist que dicen los modernos) sobre el futuro de un equipamiento en estado ruinoso, al que se le han asignado innumerables usos hasta el momento, y desde que la Junta de Andalucía anunció que sería subastado, nunca ha estado vinculado a lo residencial.
Los partidos de la oposición han expresado su estupefacción ante la operación urbanística, que tachan de “pelotazo” porque Ayuntamiento y Gobierno autonómico ponen a disposición de la iniciativa privada suelo público por medio de la enajenación para la construcción de vivienda en un enclave privilegiado, justo frente a La Caleta. Se malician que los pisos que resulten de la inversión de cualquier promotora no tendrán, precisamente, precios asequibles. Y, además, tanto PSOE como Adelante Izquierda Gaditana, lamentan que el PP dé carpetazo al cinturón universitario, tras la renuncia al traslado a Valcárcel de la facultad de Ciencias de la Educación. Las dos formaciones plantearon la instalación en la antigua Escuela de Náutica de una residencia de estudiantes, de hecho.
En julio, en Pleno, José Manuel Cossi, responsable de Urbanismo del Gobierno municipal, había adelantado que, efectivamente el Ayuntamiento estaba trabajando en actualizar el convenio con la Junta de Andalucía para recuperar espacios, el suscrito el jueves pasado, y sobre la Escuela de Náutica indicó que la idea era la ampliación de uso terciario lucrativo, de manera que pudiera tener cabida la Universidad de Cádiz, la mentada residencia de estudiantes, un centro de mayores, un centro de investigación o el Centro de Arqueología Subacuática, que era la idea original defendida por los populares. En ningún caso hizo referencia a la posibilidad de vivienda.
A finales de octubre, en una entrevista en La Orilla, el programa que dirige y presenta Pedro Espinosa en 7TV, Cossi volvió a referirse al convenio y solo apuntó Tolosa Latour o los terrenos donde se encuentra el colegio Adolfo de Castro, cerrado, como posibles terrenos en los que construir pisos.
Con todo, más importante todavía que saber cuándo y por qué se introduce el giro en la trama, es conocer cómo se llevará a cabo. Porque el propio alcalde reconoció la dificultad de llevar a cabo la iniciativa. Tras descartar que cupiera la posibilidad que el inmueble acabara como hotel, indicó que para que haya vivienda es preciso “una operación compleja porque el inmueble tiene una alta protección”. Bruno García se limitó a encomendarse a los arquitectos con la fe del carbonero: “Tienen la capacidad de hacer todo posible”. Así que a la pregunte de por qué ahora sí cabe el uso residencial, habrá que preguntarle detalles y plazos del procedimiento. Y, otra más: repercutirá directamente en Cádiz el ingreso que obtenga la Junta de Andalucía de la venta. Confiemos en que la gripe no impida preguntar y que el alcalde quiera contestar.
