A(Em)prendiendo

Equidad

La equidad implica una interpretación de las normas siguiendo su espíritu, frente a una interpretación literal

Etimológicamente, el término procede del latín aequitas, y significa igualdad. Proviene del griego epiekeia, y remite a la idea de la virtud de lo justo, de que cada uno reciba lo que le corresponde. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua lo define como la capacidad de dar a una persona lo que se merece, respetando sus cualidades, características y diferencias. Fayol lo incorpora entre sus principios directivos, interpretándolo como una combinación de justicia y benevolencia.

La equidad implica una interpretación de las normas siguiendo su espíritu, frente a una interpretación literal, y teniendo en cuenta las circunstancias de tiempo, lugar y persona. Dado que las leyes y normas no pueden prever todos los casos posibles, sino que solo consideran situaciones generales, la equidad es una forma de justicia para casos particulares. Platón considera que la comunidad debe regirse por leyes generales, que deben ser lo más absolutas posibles, por lo que la equidad es una desviación de la justicia general. No obstante, para Aristóteles, la equidad no es una excepción de la ley, sino una corrección de la misma. Por tanto, considera que la equidad es más justa que la ley porque incluye los casos concretos, la corrige y completa.

La equidad implica una acción distributiva para erradicar cualquier tipo de discriminación. Si hubiera equidad se garantizaría el acceso a la educación, a la salud, a las mismas condiciones sociales y laborales, a similares infraestructuras y posibilidades a todos los individuos, independientemente de sus circunstancias personales. Si hubiera equidad todos tendrían oportunidades y podrían acceder a los medios para desarrollarse personalmente. Si hubiera equidad se daría más apoyo a quienes (personas, empresas, territorios, etc.) tienen más dificultades, para garantizar que puedan alcanzar el mismo nivel que los demás. Si hubiera equidad no se mantendría un maltrato a quienes se encuentran en desventaja, que perpetúe o agrave las desigualdades existentes.

Equidad, igualdad y justicia están relacionadas, pero hay matices que las distinguen. Si tuviéramos una valla y varias personas de diferentes estaturas quisieran mirar por encima, la igualdad proporcionaría cajas del mismo tamaño a todos para subirse en ellas, aunque algunos no consigan ver. La equidad daría una caja a cada uno según su estatura para que todos puedan ver, y la justicia eliminaría la valla para que no sea un obstáculo. La experiencia muestra que podemos esperar sentados la equidad, la igualdad, y la justicia. Ojalá aprendamos cómo quitar la valla porque siempre le toca a los mismos quedarse sin caja y sin ver.

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