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Chipiona

Manolo Guardia pregona la Semana Santa: "Chipiona está donde está mi corazón"

Su experiencia como pregonero se hizo notar a través de unos versos montados con agilidad, ritmo y, sobre todo, sentimiento

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  • Manolo Guardia, pregonero de la Semana Santa -

La fe cristiana. Un sentimiento de unión irrompible, a la vez que inexplicable. Una fuerza superior que trasciende fronteras hasta alcanzar a cualquier corazón en el que también haya sitio para la esperanza y el amor. En cada pregón de la Semana Santa chipionera, florece esa devoción desde las entrañas de ese valiente que se sitúa frente al atril para tomar la palabra, para crear un puente directo al alma del que escucha con fervor. Un vínculo que se hace todavía más fuerte cuando, quien habla, no solo comparte con todo el valor de la cristiandad, sino que, además, ha crecido en la tierra de la fiesta que va a pregonar. Quizás sea por las costumbres, las vivencias o la forma de hablar, o quizás es que, simplemente, cuando el pregonero es chipionero, lo siente. Lo siente de verdad. Y la palabra mueve y conmueve. Rompe y cala. Se transporta y atraviesa para alojarse directamente en lo más profundo de la memoria y el corazón.

La experiencia de Manolo Guardia como pregonero se hizo notar en unos versos montados con agilidad, ritmo y, sobre todo, sentimiento. Más de 40 años derramando líneas de carnaval dan para mucho; aunque en aquella tarde de viernes en la que ofreció el pregón de la Semana Santa 2025 en la Parroquia de Nuestra Señora de la O, lo más ensalzado no fue su retórica, sino su capacidad para llegar al cofrade de una forma tan genuina y natural. Una conexión tan pura que refrendó que Manolo Guardia no dio forma a su pregón en cuestión de apenas varias semanas, o quizás meses, desde que Germán Marín, como hermano mayor de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo le anunció que sería pregonero: lo escribió año a año. Palabra por palabra. Verso a verso, durante toda una vida. Una vida dedicada en cuerpo y alma a su pueblo de Chipiona.

Todos los presentes entre un numeroso público asistente reconocieron a esos nombres que Manolo Guardia mencionó en su pregón. Germán, Pepe, Chico, los hermanos Rafoso, El Topillo, Juan Zarazaga, Moi, Juan Muñoz, el Chencho, el Lae, Ángel, El Porrino, Conti, Los Lora, Paquito Sánchez, El Carpio, Sergio ‘El Pinche’, Teodoro, los hermanos Bejarano, Faustino, Manolo Zarazaga… Tantos cofrades de corazón que han construido, con el paso de los años, la grandeza de la fiesta. También mencionó a su abuelo Paulino Guardia Iglesias, como su primera influencia dentro de una familia carnavalera en la que la Semana Santa también tiene su lugar. Él fue quien realizó el primer paso de madera del Cristo de las Misericordias, aparte de ser capataz de la Virgen de Regla durante bastantes años. Como su padre, Paulino Guardia Jurado, que fue llevó al Cristo durante cinco años. El mismo Manolo Guardia también continuaría esta estela de cofrades, colocándose bajo sus trabajaderas en los años 1984 y 1985. Él también afirmó sentirse un “afortunado” por llevarle en su costal. Un costalero de devoción, “pero no de Instagram y postureo”, recalcó, porque “los protagonistas son el Señor y la Virgen”.

Nombraría después a Don Manuel Vidal ‘El Pavo’ que “nos trajo la imagen de la Piedad”. Al chipionero. También al visitante, que pasó por la localidad tan solo para depositar una semilla que ni siquiera terminaría por ver crecer en forma de una Semana Santa con empaque y solera, ya arraigada en la localidad. Nombraría al pasado y al presente. A los hermanos, a las juntas de gobierno, y a esos trabajadores incansables de la fiesta, a los que arrancó de la sombra en la que por costumbre habitan para llevarles a la luz del reconocimiento más sincero, o a esas personas que se aferran siempre a la solidaridad. “¿Cuánta buena gente está en campañas solidarias?”, declamó el pregonero. Las personas son, después de todo, las que hacen a un pueblo. También a la Semana Santa. “Ver a un niño con su palmita en la Cruz del Mar”, recitó Guardia al hablar del Domingo de Ramos. “Miércoles de Piedad: su hijo desangrándose en sus brazos”, es lo que viene después, sin olvidar ese Jueves Santo, día dedicado a Nuestro Padre Jesús Cautivo para el que se hace “larga la espera”. Entre tanto, emerge la pregunta. “¿Lloverá o no?”. El cofrade tiene siempre el corazón encogido hasta que no ve el rostro divino del Señor aparecer de entre las tinieblas de incienso. Y el Viernes Santo, el Cristo y alcalde perpetuo acompañado por la Soledad. “Si no vengo a verte, que me lleve la muerte”, exclamó el pregonero. Un hombre de corazón puro. “Otro pecador” más. Un enamorado de Chipiona, “donde nacieron mis hijos y donde moriré”. Una tierra “marinera y campesina, madre del moscatel”, continuó. “Mi cárcel y mi tormento. Foco de esperanza del que siempre fui Cautivo”, clamó Manolo Guardia. Un carnavalero, sí, aunque cofrade también. Fiel servidor, al fin y al cabo, de aquello en lo que se encuentre envuelto su pueblo; porque como expresó, a modo de cierre de su pregón, “Chipiona está donde está mi corazón”.

 

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