Para el cierre de la tienda tuvieron que intervenir varias patrullas policiales porque se negaban los empleados, que sacaban los productos a la calle para entregarlo a los clientes que lo habían pedido por teléfono y se concentraban allí mismo a consumir, ha informado el Ayuntamiento en un comunicado.
El pasado lunes, los responsables del comercio fueron sorprendidos vendiendo alcohol fuera de horario después de que hubiera sido precintado hasta en dos ocasiones en respuesta a denuncias vecinales.
Los vecinos del entorno habían alertado en varias ocasiones a la Policía Local de que esta tienda vendía alcohol hasta altas horas de la noche y que se concentraban gran cantidad de personas en los alrededores consumiendo en la misma puerta.
Ante el testimonio de los vecinos, agentes de la Línea Verde montaron un dispositivo de paisano y confirmaron que, aunque a simple vista la actividad cumplía con la clausura cautelar, continuaba vendiendo al público.
Lo que hacían era mantener las puertas cerradas con una empleada en el interior, mientras que otro se quedaba esperando en la calle a los clientes, quienes hacían un pedido por teléfono e iban posteriormente a recogerlo, todo ello en el menor tiempo posible para pasar desapercibidos, según el Ayuntamiento.
