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Almería

La acusada de arrojar a su bebé por una azotea se niega a declarar y alega que no recuerda nada

F.K., la joven de 25 años de edad acusada de arrojar a su bebé recién nacida desde una azotea a más de 20 metros de altura en El Ejido se ha acogido a su derecho a no declarar durante la vista oral con jurado que se ha iniciado este miércoles en la Audiencia Provincial de Almería

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F.K., la joven de 25 años de edad acusada de arrojar a su bebé recién nacida desde una azotea a más de 20 metros de altura en El Ejido (Almería) se ha acogido a su derecho a no declarar durante la vista oral con jurado que se ha iniciado este miércoles en la Audiencia Provincial de Almería, si bien ha señalado que no recuerda nada de los sucedido después de que subiera a la terraza del inmueble en donde dio a luz.

   Durante la sesión celebrada en la Sección Primera de la Audiencia Provincial, la acusada, que enfrenta una pena de 20 años de prisión por un delito de asesinato con la agravante de parentesco; se ha limitado a concretar que vive en España desde 2002 con sus padres y tres de sus hermanas, dos de ellas menores de edad, de forma que no ha podido responder a preguntas de la Fiscalía si el día de los hechos fue a trabajar o cómo fue su ingreso hospitalario.

   La defensa, que ha solicitado la libre absolución con alternativa de homicidio imprudente, ha alegado que la mujer padeció un trastorno mental transitorio que le impedía saber qué hacía. Así, ha señalado que la joven, que ocultó el embarazo a sus familiares, subió a la azotea "sin saber que iba a dar a luz" lo que hizo "espontáneamente" con "el trauma que todo ello supone", de forma que "a partir de ese momento no recuerda nada más".

   En este sentido, la representación legal de la acusada considera que deben apreciarse atenuantes como el miedo insuperable, arrebato y obcecación, ya que el trastorno sufrido por la mujer tras el parto "fue de tal intensidad que podría incluso fundamentar una eximiente", según entiende el letrado que, en cualquier caso, aboga por una "rebaja sustancial de la pena".

   Por su parte, el Ministerio Público considera que la joven, quien residía con su familia en El Ejido, actuó con la intención de acabar con la vida de su hija y que, para este fin, se aprovechó de "manera deliberada" de la especial situación de "desvalimiento" de la recién nacida.

   Según se recoge en su escrito, la procesada había estado ocultando que se encontraba en avanzado estado de gestación mediante el uso de una faja, de forma que no supieron de este estado hasta que la mujer solicitó una ambulancia tras el parto ante los fuertes dolores abdominales que padecía. 

LOS HECHOS

   En la noche del 15 de marzo, y tras comenzar a sentir los primeros dolores de parto, la joven subió hasta la azotea del domicilio familiar. Una vez allí, se puso en cuclillas y por sus propios medios "sin ayuda de terceros", alumbró a una niña que nació viva, con "signos de madurez fetal y bien formada", según el escrito del fiscal.

   A continuación, cortó el cordón umbilical con "sus manos" y arrojó al bebé por el hueco entre el edificio en el que residía y el colindante, desde una altura de 20 metros. La niña falleció en el acto debido "a gravísimas lesiones craneocerebrales" que sufrió en la caída.

   Según resalta el fiscal, F.K. ejecutó el crimen "conociendo que sus actos eran adecuados para producirle la muerte" y subraya que se detuvo a limpiar la azotea donde había dado a luz para, después, regresar a su domicilio con sus familiares, a quienes no contó nada de lo sucedido.

   La acusada fue detenida por agentes de la Policía Nacional de El Ejido tras el avisó de los facultativos que le atendieron en el Hospital de Poniente, a donde acudió a las pocas horas del parto aquejada de fuertes dolores abdominales. Los médicos constataron que acaba de dar a luz y, al no recibir información por parte de ella sobre el paradero de su bebé, alertaron a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

   El cuerpo sin vida de la pequeña fue hallado en un callejón situado en las inmediaciones del número 7 de la calle Maestro José Ruiz donde residían los familiares de F.K., quienes también fueron arrestados en un primer momento de la investigación aunque la instrucción descartó que hubiesen tenido implicación en el crimen o tuviesen conocimiento del embarazo.

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