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Diversión y formación contra la diabetes

Cientos de niños gaditanos pasan por la Granja Escuela Buenavista de Arcos, donde aprenden a convivir con su enfermedad y valerse por sí mismos, en un ambiente natural y rodeados de encantos

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  • Niños y jóvenes diabéticos disfrutan con sus monitores en la piscina de la granja escuela. -

Como viene siendo habitual,  la granja escuela Buenavista de Arcos de la Frontera ha vuelto a ser la elegida por diferentes asociaciones de diabéticos para que los más pequeños puedan disfrutar de una agradable convivencia entre personas que sufren su misma patología. Según el médico del campamento, Juan García, es una buena manera para los pequeños diabéticos de aprender a controlar la enfermedad y medir sus niveles de azúcar, todo ello en un entorno divertido y lúdico donde la naturaleza y el deporte juegan un papel fundamental.


La granja escuela Buenavista se ha convertido en un referente para las asociaciones que organizan este tipo de campamentos, ya que desde el año 91 se llevan realizando, aunque se vieron interrumpidos entre 1993 y 1995. Desde el año 1996 hasta la actualidad el centro arcense ha sido la sede de estos cursos y talleres específicos. Aunque dice García que no sólo el campamento está integrado por niños diabéticos, pues estos comparten actividades y alojamiento con otros niños que no lo son y enseñan además a éstos a comprender una forma de vida que no conocen en su mayoría. Cabe destacar que la mayoría de los monitores que van de parte de las asociaciones son chavales que en su infancia han participado en estos cursos y han querido seguir enseñando a otros niños a convivir con la diabetes.


Así pues, durante la estancia de estos menores en la granja escuela, comparten vivencias, hacen deporte, realizan talleres y sobre todo aprenden a familiarizarse con la enfermedad de la diabetes, comprendiendo que sus vidas son de lo más normal con la excepción de ciertas pautas que una vez adquiridas les hacen poder actuar con plena autonomía.


En cuanto a la procedencia de los menores, casi todos son de la provincia de Cádiz, siendo Rota el municipio que más alumnos aporta al campamento, pero también vienen desde lugares tan alejados como Melilla. Viendo las caras de felicidad es fácil pensar en el bien que hace esta iniciativa a los chavales y sus familias. Comenta el doctor que no en pocas ocasiones los menores aprenden a controlar sus niveles de insulina en estos campamentos. La razón principal es que estos niños suelen estar muy protegidos y vigilados por sus familias, así que cuando llegan al campamento se intenta propiciar su autonomía, reforzando la confianza en ellos mismos y aprendiendo a suministrarse el tratamiento por sí mismos. Todo esto ha hecho que la mayoría de los alumnos repitan año tras año en Buenavista, ya que es, por así decirlo, como su casa de verano.


Pero no todo es tratamiento y temas relacionados con la diabetes; además de todo eso la tirolina,los kayacs, la piscina o la fabricación de quesos, pan..., y las actividades nocturnas en la naturaleza hacen de este campamento una alternativa de ocio muy interesante.  

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Por otro lado, el doctor encargado del campamento de diabéticos ha querido dejar claro que pese a los miedos que puedan tener los padres el hacer que sus hijos participen en estos talleres les proporcionará una mayor autoestima a los chicos. Además, son muchas las personas que trabajan para que todo esté correcto y exista la atención adecuada.


De ese modo -explica García-, desde las cocineras hasta los monitores, así como las enfermeras, saben lo que tienen que hacer en cada momento y  a los propios alumnos se les enseña el protocolo a seguir en el caso de que surjan problemas.

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