Dudas no habían, titubeos tras los dos tropiezos, tal vez. Comenzar perdiendo los dos primeros partidos bajó pronto los humos y colocó de un plumazo a la realidad más cruda. A ras de suelo, lejos de la idealizada verdad virtual que entre todos habíamos construido.
Era tiempo de revelarse y de reivindicarse. Una victoria ante el San Roque, como calmante, y un empate ante Los Barrios, como despegue, dejaron ver el lado más positivo de un equipo que debe encontrar su sitio en la competición con el pasar de las jornadas.
Enchufarse a la Liga no es cuestión exclusiva de resultados, sino, también, de mentalidad y ambición. Y en eso ya se ha vencido. Salir desde el primer minuto a por el partido da la sensación de poder y de controlar la situación.
Es pronto para sacar conclusiones, cuatro partidos es poco tiempo para cuadrar un balance, pero sí para ver las hechuras de un equipo. Ése es el mejor piropo para este Racing Portuense, equipo.