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El futuro según Jiménez

La llegada del ex entrenador sevillista al Sánchez Pizjuán crea la incertidumbre que provocaría una hipotética victoria zaragocista

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  • ¿De héroe a villano? -

Regresa el denominado por muchos como el último buen entrenador de la era gloriosa del Sevilla. Nunca fue profeta en su tierra, pero abanderó al Sevilla por el viejo continente en la máxima competición, la Champions League. Pero su estilo de fútbol y, sobre todo, sus rencillas con la prensa llevaron al de Arahal a buscarse el pan lejos de Nervión.


Hoy, es un ídolo de masas en la capital aragonesa. Ha encontrado en Zaragoza una ideología que va con su carácter, el de un equipo con pocos recuersos pero aguerrido en el campo, pues no le queda otra para subsistir en la máxima categoría del fútbol nacional. No obstante, no atraviesa su mejor momento desde que hace un año tomó las riendas de los maños para alcanzar la épica de la salvación. Ahora, su equipo que parecía salvado en el ecuador de la temporada se ha metido en un auténtico lío, ya que no conoce el sabor del triunfo en lo que va de año. La friolera cifra de seis derrotas y cuatro empates definen el bajón peligroso del Zaragoza.


Además, cuenta casi todos sus encuentros a domicilio por derrotas. Hasta cuatro ha obtenido a estas alturas y un único empate, el logrado en la Rosaleda. Además, del destacado tropiezo copero ante precisamente su rival de este domingo, el Sevilla, que con Emery ya en el banquillo le endosó (4-0).


Cifras sobre las que muchos pensarían que favorecen de todas todas a los nervionenses, pero estos números podrían convertirse en un arma de doble filo ante la presencia del resentido Manolo Jiménez. Que tiene una cuenta pendiente ante Del Nido y los suyos, no sobre el escudo ni la afición. Pero además, aterriza en la capital andaluza con la absoluta necesidad de puntuar, incluso ganar, para no entrar en los puestos de descenso, que ya acaricia a sólo dos puntos. Por lo tanto, el morbo está más que servido. Frente a frente dos entrenadores con similitudes. Y en las manos de Jiménez, la maléfica opción de mandar al Sevilla al paredón.

 

Ningún triunfo en dos visitas

No sabe lo que es ganar ni empatar Jiménez en el Pizjuán como entrenador rival. El pasado año, sin él en el banquillo por una sanción, cayó por 3-0. Y hace dos meses, en la Copa sí sentó y fue eliminado tras el 4-0.

 

Cuatro derrotas a domicilio

Marca uno de los peores registros del año 2013. Aún no sabe lo que es ganar y, además, como visitante, únicamente ha sido capaz de rascar un punto en la Rosaleda. El resto, hasta cuatro derrotas cosechadas.

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