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José Antonio Aparicio: Ante un tsunami, "si se sabe actuar no habría que lamentar muertes”

En los últimos días ha resurgido el debate sobre el riesgo de tsunamis y la capacidad de las administraciones para actuar ante un estado de alerta. Parece que se avanza, pero de una forma lenta e insuficiente.

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  • José Antonio Aparicio, Presidente de la Asociación Internacional de Gestores de Emergencia.

Cádiz vive bajo la amenza de un tsunami que podría producirse hoy o dentro de 300 años. Lo importante, según José Antonio Aparicio es enseñar las medidas a tomar.

—Estos días los medios de comunicación se han vuelto a hacer eco del riesgo de Tsunami en el Golfo de Cádiz y se ha suscitado un cierto revuelo infundado en la población, ¿porque de momento sigue siendo imposible predecir una catástrofe de este tipo?
—Los tsunamis suelen estar provocados por movimientos sísmicos que tienen su epicentro en el fondo marino. Evidentemente, Cádiz está en una zona de riesgo y ya hemos tenido antecedentes. El riesgo permanece, pero sigue siendo imposible predecir un terremoto.

—Si se diera el caso, ¿los gaditanos tendríamos alguna oportunidad de salir con vida? ¿Qué tendríamos que hacer?
—Hay que decir que si se produce un maremoto en Cádiz se notaría en mayor o menor medida en toda la zona costera de la provincia que da al Atlántico. El maremoto más conocido, que es el del 1 de noviembre de 1755, es el peor al que nos podemos enfrentar porque registró una magnitud de 8,5 en la escala Richter. Pero no tiene por qué repetirse en su peor grado. De hecho, ha habido tsunamis recientes provocados por terremotos, como el que ocurrió en 1969 de 7,3 grados, el de 1975 que fue de 7,9 grados, o el de 1978. Quiero decir con esto que tenemos antecedentes registrados que no han sido tan fuertes como el de 1755 y que sólo pudieron ser concretados por mareógrafos ,es decir, que no fueron visibles al ojo humano. No obstante, el de 1755 se puede volver a repetir.

—¿Pero actuando con un poco de tiempo, se podrían salvar muchas vidas?
—El mejor mensaje que se puede transmitir es que si la gente sabe cómo actuar no habría que lamentar pérdidas humanas de ningún tipo. Hay que tener en cuenta que el terremoto que provocaría un maremoto de esa magnitud ocurriría muy lejos de la costa, aproximadamente a 500 kilómetros. El temblor los sentiríamos todos con lo cual la alarma surgirá de una manera natural. Desde que se produce el terremoto hasta que llega el primer tren de olas podríamos contar con una hora de margen, más que suficiente para tomar medidas. Lo mejor en este caso es meterse en un edificio y subir a la segunda planta. Con eso sería suficiente para salvar la vida. El gran error es intentar huir de la ciudad, porque nos sorprendería el tsunami saliendo por la carretera de San Fernando, que quedaría totalmente arrasada.

—Los japoneses tienen asumido que hay que trabajar en prevención, sin embargo, si se hace en Cádiz los gaditanos tienden a pensar que es porque la llegada del tsumani está próxima y enseguida se desata la alarma...
—Es cierto que a la gente de Cádiz le hablamos de un tsunami y se alarma porque piensa en lo que ocurrió en Japón, en Sumatra o en Chile. Realmente no tiene nada que ver porque no se dan las condiciones geológicas y morfológicas de las costas para que tengamos un tsumani tan devastador. Pero sí que puede darse un caso de ola fuerte que inundaría gran parte de la costa y, por lo tando, debemos saber actuar. Al no poderlo prever no sabemos si ocurrirá esta tarde o mañana. Hay que ver las cosas como algo natural, preverlo y trabajar en ello por si viene, saber cómo actuar. La gente asume la posibilidad de un incendio, pero no la de un tsunami, cuando también ocurre pero no sabemos cada cuanto tiempo. El que no sepa actuar será el que se encuentre en desamparo. La gente tiene que saber ponerse a salvo.

—El año pasado, después de lo ocurrido en Japón, la Unión Europea anunció que iba a hacer un estudio para prever un desastre en cadena y el proyecto sobre el Golfo de Cádiz pasó varias cribas. ¿Al final se va a estudiar un desastre en cadena en la provincia motivado por un tsunami?
—Éste fue uno de los proyectos que se ofrecieron a la Unión Europea. Pasó varios cortes pero no salió adelante. No obstante, se sigue trabajando en otros proyectos orientados a los desastres en cadena en vista de lo ocurrido en Japón. El pasado 1 de diciembre se realizó el primer simulacro de alerta temprana de tsunami en las costas españolas. Es un sistema que ha puesto en marcha la Unesco en colaboración con todos los países de la Unión Europea. La Dirección General de Protección Civil de España recibió la primera alerta de tsunami y ésta la remitió a la Subdelegación del Gobierno de Cádiz y fue todo un éxito. La única zona del mundo que no contaba con un sistema de alerta de tsunami era la mediterránea y atlántica noroccidental, es decir, la que cubre Galicia, Portugal, Golfo de Cádiz, Estrecho de Gibraltar y Mediterráneo. Aunque todavía este sistema no está en marcha, se está provando y ya se hizo el primer simulacro internacional que fue un éxito. Esto es un primer paso para establecer definitivamente un sistema de alerta temprana. Cuando lo tengamos ya podremos configurar un Plan específico para país expuesto a este riesgo.

—¿Requiere un coste muy elevado el tener un sistema de alerta temprana de tsunamis?
—Todos los sistemas tienen unos costes, pero tampoco son tan elelvados, porque todos los países participan con sus recursos de ese sistema. De hecho, España dispone de unos mareógrafos, que se pondrían a disposición del sistema sin que se tenga que dotar de más personal. Tampoco habría que adquirir nuevas tecnologías, porque ya existen. Lo único que hay que hacer es poner de acuerdo a muchos países, gobiernos, autoridades, entidades y organismos vinculados a la Protección Civil. Es más una cuestión de coordinación institucional que de costes.

—¿Las autoridades tienen conciencia del riesgo?
—Algunas sí y otras no tanto. Dentro del sistema de Protección Civil tenemos distintos niveles: estatal, autonómica y local. En general la gente sigue viendo la posibilidad de tsunami como algo muy lejano. En la Escuela General de Protección Civil se ha hablado mucho al respecto, pero la realidad es que no se ha avanzado absolutamente nada y se deja como algo que es prorrogable en el tiempo, cuando en realidad no sabemos cuándo puede ocurrir. Igual que es muy difícil sembrar en la población esa concienciación sobre el riesgo de tsunami, también es muy difícil hacérselo ver a las administraciones.

—En caso de venir una ola grande, ¿cuáles son las zonas más sensibles de la ciudad de Cádiz?
—Tomando como referencia el maremoto de 1755, volveríamos a encontrarnos con que las zonas más vulnerables sería la parte de La Caleta porque la corriente del mar vendría en orientación del Oeste hacia el Este, con lo cual entraría en línea recta a lo que sería la Caleta y el Paseo Carlos III. Otra zona sensible sería San Juan de Dios, llegando a Candelaría y la Catedral incluso. En extramuros, la zona más sensible iría por la línea de playa, entre la Plaza de Asdrúbal hasta San Fernando. Las zonas de relleno como la Barriada de la Paz, Puntales, Zona Franca. En el caso de La Laguna, el agua quedará estancada aunque el mar se retire, porque está por debajo del nivel del mar.

—¿Cuánto tiempo puede durar un tsunami?
—Teniendo en cuenta una magnitud de 8,5 grados, el tiempo de llegada de la ola estaría en torno a 1 hora y 10 minutos. Una vez que llegue el primer tren de ola, el agua se retira. La siguiente ola llegaría en un intervalo de 20 minutos y se volvería a repetir 20 minutos más tarde. Después la frecuencia se hiría ampliando hasta que el mar encuentre su propio equilibrio. Como mínimo podríamos contar con tres invasiones de agua.

—¿Existiría algún riesgo para los edificios que están en primera línea de playa?
—El mar entraría de frente a los edificios, y el único sitio por donde podría avanzar es por las calles, por tanto, habrá mayor presión del mar por esas zonas que hará que el mar se eleve un poco más que en otras lugares. A priori para los edificios no debe haber problema porque esas construcción están hechas con hormigón armado que resistiría. Eso sí, los bajos edificios dedicados a comercios y todos los garajes subterrénos quedarían completamente inundados. No obstante, el edificio no se caería.

—¿Quiere añadir algo más?
—Decir que tanto en el caso de maremoto como en el de cualquier otro riesgo previsible, lo importante es salvar la vida humana y lo podemos conseguir sabiendo las mínimas medidas de actuación. La medida fundamental es subir a la segunda planta de un edificio.

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