Tras la reciente crecida del río Guadalete a su paso por Jerez de la Frontera (Cádiz) a causa de las últimas lluvias, Ecologistas en Acción ha dejado claro que no es más que "un fenómeno natural", siendo el problema de fondo "la ocupación de las riberas y de las zonas inundables, así como la falta de control de las administraciones".
Antonio Figeroa, geógrafo y miembro de Ecologistas en Acción, ha explicado a Europa Press que "la prevención" es la mejor herramienta para prevenir las inundaciones, lo que pasa por "proteger y ordenar la llanura del río Guadalete y recuperar los caudales ecológicos", sin que eso suponga la realización de "grandes obras de infraestructura que no son la solución, ni medioambiental, ni económica, ni socialmente".
Así, defiende que el escollo no está n la crecida del río, que incide en que es un fenómeno natural concurrente que, no obstante, acaba convirtiéndose en un problema social cuando afecta a viviendas, infraestructuras y cultivos que se han desarrollado en los últimos lustros junto a las riberas y la llanura de inundación del río.
El problema tampoco es, según dice, la gestión de los embalses, que "quitan una parte del problema, pero no son la solución y, desde luego, hay unos niveles a los que no se puede llegar".
LAS CRECIDAS, UNA HERRAMIENTA
Por otra parte, explica que estudios recientes realizados por la Administración y la Universidad determinan que las crecidas son "una herramienta para luchar contra las inundaciones", ya que los ríos regulados "han perdido capacidad para evacuar agua por el aporte extraordinario de sedimentos en el cauce.
Dicho aporte deriva de "la eliminación de avenidas para acumular agua en los embalses" para abastecimiento, y también de las laderas puestas en cultivo en el tramo bajo de la cuenca del Guadalete, cuya llegada al cauce se ha favorecido con prácticas agrarias intensivas, la roturación de las laderas y la deforestación de márgenes de cauces y vaguadas.
En este sentido, Ecologistas en Acción resalta que las avenidas ordinarias del río tienen "múltiples efectos positivos", como el mantenimiento del cauce, la remoción de sedimentos, la conservación del bosque de ribera o la fertilización de las vegas.
ADMINISTRACIÓN, AGRICULTURA Y PRENSA
Critican, además, que la Administración ha "permitido muchísimas cosas en las zonas inundables", como viviendas, la construcción de una serie de carreteras e infraestructuras. Cuando el río se desborda afecta a esas carreteras e infraestructuras que, a su vez, actúan como barrera.
Luego está el caso de los agricultores, que "piden daños y perjuicios porque se le inundan unos campos que son inundables". Allí desarrollan una agricultura "muy mecanizada, muy tecnificada, y están sacando muchísima producción al año". Sin embargo, eso sólo pueden hacerlo una serie de años, porque otros "el río reclama su sitio".
Por tanto, las zonas afectadas "son el propio río" y lo que existe es "un problema de ordenación del territorio". En este sentido, aplauden que el delegado territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente en Cádiz, Federico Fernández, haya sido "el primer político que ha sido capaz de decirlo claramente, sin esconderse". Y es que, en su opinión, hay "mucha demagogia" en relación a este asunto por parte de los políticos y, además, los medios de comunicación "no juegan un papel positivo" al priorizar el "morbo" que generan las inundaciones.
El colectivo ecologista subraya que cuando ocurren las inundaciones, los agricultores, vecinos y quienes tienen construcciones en la ribera demandan que se drague el río, obras de defensa, encauzameientos, canalizaciones o construir más presas, pero "esa no es en ningún caso la solución, y menos en el momento actual". Finalmente, advierte que "de no hacerse un cambio en el modelo de uso y gestión del agua y la llanura de inundación del río Guadalete, el problema se seguirá produciendo de forma recurrente".