Sin material para reponer las averías, y sin cobrar. En esta precaria situación trabajan desde hace un año los empleados de UTE Jerez, concesionaria encargada del mantenimiento del alumbrado público. Tuvieron un respiro antes del verano cuando el Ayuntamiento saldó un buen pellizco de la deuda con la empresa con el plan ICO, pero en los últimos meses los impagos del Gobierno local a la concesionaria, a la que debe casi un millón de euros, han vuelto a poner a la plantilla entre las cuerdas y, asfixiados por los atrasos de cinco nóminas, los trabajadores inician este lunes una huelga indefinida. Como apunta Miguel Jiménez, delegad sindical, lo harán con la esperanza de dar un golpe de efecto para que este conflicto se zanje de forma definitiva de una vez por todas y, por tanto, con expectativas de que los paros no se prolonguen más de unos días.
El pasado viernes la reunión convocada para tratar de frenar la huelga en el Sercla terminó sin avenencia, ya que ni siquiera la empresa se presentó, pero ese mismo día la alcaldesa, María José García-Pelayo, aseguró que el Consistorio está realizando gestiones para que la plantilla pueda cobrar.
Pero hasta que esta situación no se resuelva o los 16 trabajadores cobren al menos dos mensualidades, de las cinco que les deben entre nóminas y atrasos, los operarios permanecerán reclutados en su centro de trabajo del Parque Empresarial sin que se haya programado si quiera servicios mínimos.
Teniendo en cuenta que las averías en el alumbrado público “son continuas” y que de esta cuadrilla depende alrededor de 500 cuadros eléctricos desde los que controlan unos 27.000 puntos de luz, inclusive algunos semáforos, la repercusión de su protesta puede dar verdaderos quebraderos de cabeza a la ciudad.
Dejarán de atender incidencias y labores rutinarias de prevención, inclusive las guardias de la noche, y con casi 70 calles apagadas por el robo de cobre y de nuevo con lluvias, lo cual no hace más que contribuir a averías las consecuencias no se harán esperar.