El mal tiempo llevó a la Hermandad del Silencio a anunciar este Miércoles Santo la suspensión de su estación penitencial hasta el Socorro: "Es lo más sensato tras conocer diversos partes meteorológicos", anunció el fiscal, Pablo Herrera.
Sin lugar a improvisaciones, todo se había previsto. Así, a las 11, la hora fijada para el inicio de la estación de penitencia, la historia volvía a repetirse. Tras la primera campanada oída en la torre de la catedral, tres golpes secos se oyeron en la puerta de acceso al templo desde la Plaza del Silencio. La Hermandad Sacramental mandaba guardar silencio. Pero esta vez la Hermandad aguardaba dentro. Los hermanos de fila y los penitentes, se habían colocado rodeando el coro y ocupando todo el espacio del templo. Frente al Altar Mayor, el impresionante trono del tallista Juan Carlos Sedeño portando las sobrecogedoras imágenes del Cristo de la Sangre, crucificado, y, a sus pies, su Madre, Nuestra Señora del Mayor Dolor.
Como no sólo no llovía sino que incluso el cielo había abierto algunos claros, decenas de personas que se habían dado cita en la plaza del Ayuntamiento comenzaron a desfilar ante las imágenes. Pese a la multitud, se respiró un continuado clima de respeto. El incienso lo llenaba todo.
Entre los hermanos de cera y los penitentes, con cadenas y cruces, había fieles y curiosos. Rondeños y visitantes. El párroco de Santa María y consiliario del Silencio, Salvador Guerrero, oficiaba un acto penitencial. El tambor sonaba y el paso caminaba entre la lectura de las estaciones del via crucis. De fondo, siempre, canto gregoriano.
Silencio y respeto en la noche del Miércoles Santo en Ronda.