Lo difícil no es que la cabra suba la escalera y luego a la peana. "Eso lo hace sola". Lo realmente complicado es que soporte el miedo escénico, "que se acostumbre a la gente".
La cabra hay que comenzar a enseñarla cuando tiene un mes, aproximadamente, e introducirla poco a poco en el mundo del espectáculo. Así lleva esta familia madrileña "más de cincuenta años, de nuestros padres, abuelos y bisabuelos".
Lo cierto es que independientemente de la complicación del número circense y musical, los tres artistas y la figura estelar pusieron el contrapunto en la mañana del domingo a la anodina calle Real de San Fernando, mismamente como si desde el Ayuntamiento se hubiera contratado a la troupe para dinamizar el centro de la ciudad.
Los protagonistas mismos aclararon que trabajan por libre -lo que se notaba porque no había ningún concejal a la vista, ni siquiera el de Cultura- y siempre con la complicidad de la Policía Local, que les pidió muy amablemente que a partir de las cuatro de la tarde descansaran ellos y la cabra porque la gente tiene que dormir la siesta. Máxime tratándose de un domingo.
Este periódico agradece a los artistas que permitieran la grabación íntegra del número - por la noche en el Teatro de las Cortes, Niña Pastori sólo permitía hacer fotos en dos canciones-, obviamente "colaborando"... con menos de lo que vale.
