Antonio González, ex futbolista antequerano, ha inventado un sistema pionero hecho con material reciclado que evita el vuelco de las porterías. Ya patentado a nivel nacional e internacional, el invento ha revolucionado el mundo del deporte y son varios los ayuntamientos y colegios de España los que se han interesado por este nuevo sistema homologado, económico, efectivo y sin necesidad de mantenimiento.
La inquietud de Antonio por esta idea nace hace más de dos años cuando, después de su experiencia deportiva, se dio cuenta de que el habitáculo que todo futbolista desea conquistar con el gol se convertía también en ocasiones en una trampa mortal, especialmente para niños y en zonas donde la supervisión de las porterías no se hacía a menudo o no está regulado. "Así, comencé a investigar y ver la posibilidad de crear un sistema que garantizara la seguridad debajo de los palos y no ocurrieran más desgracias ya que al ser una estructura que queda fija en el suelo al caer sobre la persona el impacto es fatal", asegura.
En un principio, Antonio ideó un sistema mucho más complejo de PVC con una válvula agua muy costoso en su montaje y también requería de revisión, así el primer intento no resultó. En este caso, a la segunda va la vencida, y Antonio supo que debía centrarse en el material. "Después de estar mirando vi que a los parques infantiles le ponen caucho y yo lo que he hecho es transformarlo en una almohada buscándolo la cantidad de kilos suficientes para que la portería no vuelque pero divididos para que puedan ser manipulables y adaptarse a los distintos tipos de estructuras", asegura. De este modo, el principio físico del movimiento de estabilidad y desestabilizador permite que a través de seis piezas de cucho de 9,5 kilos, con un total de 57 kilos, mantenga perfectamente una portería de seis metros y sea adaptable a todos los tamaños.
"Las pruebas aseguraron que el grado de inclinación de la portería en caso de vuelvo es de más de 45 grados, es decir, una altura de un metro y medio y la portería rebota hacia arriba y no es posible que caiga sobre la persona, además, la segunda función de las piezas es absorber parte del impacto gracias al sistema de amortiguación que éstas llevan en su interior", añade.
El sistema puede sujetarse o no al suelo ya que hay terrenos como el de los pabellones de balonmano que la normativa no permite perforar al ser parqué u otros suelos donde la sujeción es más difícil. Así para patentar la idea, los bloques se han pasado por unas pruebas de ensayo de caída crítica poniendo la estructura al límite. "Permitió ver que cuando no puede llevar sujeción sí exigen contrapeso y en ese caso suelen poner bloques de hormigón que aumenta el peligro. Con este sistema en suelos normales tiene una doble seguridad el contrapeso y la sujeción al suelo, la portería se balancea pero nunca vuelca", afirma.
Las porterías se deben cambiar cada tres o cuatro años, especialmente porque los tornillos trasmiten humedad a la estructura de hierro y eso hace que se deteriore aunque el exterior esté aparentemente bien, así este sistema aumenta la vida útil de la portería porque los tornillos van directos al caucho.
Antequera es la primera ciudad en instalar este sistema especialmente de cara a preparar las instalaciones deportivas locales para la acogida de los campeonatos de Europa de fútbol sala universitario en este año y también los mundiales en 2014.
Antonio recuerda que la última niña que murió por el golpe de una portería fue en noviembre de 2012 en Las Palmas. Este sistema supone ahora un paso importante en las soluciones técnicas de seguridad en instalaciones deportivas y una gran victoria personal para este ex futbolista antequerano.
