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El Celta se salva de la quema

Todo se les puso de cara a los de Vigo, que pronto cobraron ventaja en el marcador y casi a renglón seguido llegó desde Riazor la noticia más deseada: el tanto de la Real Sociedad

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El Celta se salvó de la quema con una victoria por la mínima (1-0) sobre el Espanyol con tanto Natxo Insa, que, unida al traspié de su más enconado rival, el Deportivo de La Coruña, propició el milagro que necesitaban los vigueses para seguir un año más en la máxima categoría del fútbol español.

Todo se les puso de cara a los de Vigo, que pronto cobraron ventaja en el marcador y casi a renglón seguido llegó desde Riazor la noticia más deseada: el tanto de la Real Sociedad.

A partir de ahí, los de Abel Resino solo tuvieron una misión, aguantar, por lo civil o lo criminal, un resultado que bien mereció todo el sufrimiento vivido.


El conjunto gallego intentó cumplir con su parte cuanto antes, y para ello se empleó con el doble de intensidad que un Espanyol contemplativo que permitió que Augusto y, sobre todo, Aspas merodearan por su área en busca del último pase.

En una de éstas, el de Moaña (Pontevedra) le hizo un roto a Javi López y asistió a Natxo Insa, que en posición franca acribilló a Casilla.

Este tanto y, sobre todo, el de la Real Sociedad en La Coruña, que se cantó con la misma o mayor intensidad en Balaídos, puso de los nervios al Celta, que se arrinconó en su campo y cedió el balón a un rival que tuvo el empate en los pies de Stuani.

En apenas dos minutos (23 y 25) remató fuera cerca del área pequeña, aunque forzado, tras un rechace de Rubén a un pase de la muerte de Verdú, y luego picó en exceso el esférico, que salió por encima del travesaño, a la salida de un córner.

Los de Abel Resino, contagiados por la histeria de una grada que cantó dos goles inexistentes de la Real, no reaccionaron a tan claros avisos y se limitaron a achicar balones y esperar una contra que nunca se presentó.

El Espanyol se empeñó en perdonarle la vida al Celta, que agradeció el descanso como agua de mayo después de que Sergio García cabeceara cerca del larguero desde una posición inmejorable en el segundo palo y Víctor Sánchez enganchara un balón desde media distancia que tocó en un defensa y que Rubén rechazó con apuros.

Se recompusieron los locales a la salida de vestuarios, ya que reagruparon las líneas, cerraron la autopista abierta en el centro del campo y empezaron a generar peligro al contragolpe.

En una mala cesión de Colotto que interceptó Aspas pudo llegar la sentencia, pero Casilla rechazó con el pie un remate forzado de la estrella local (minuto 61), que se quedó otra vez con las ganas en el que pudo ser su último partido con la camiseta celeste al impactar su remate contra el cuerpo del meta visitante.

Tampoco Krohn Dehli, en posición inmejorable, supo templar los nervios para matar el partido en las postrimerías, cuando nada importaba salvo que el Espanyol no aguara una fiesta que comenzó en cuanto Mateu Lahoz pitó final y la hinchada celeste invadió el campo tras frotarse los ojos para asimilar lo que hace dos semanas parecía una quimera.

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