El fútbol en un asco, y el deporte rey queda muy lejos de lo que hace años, cuando éramos niños, representaba como actividad deportiva con la que disfrutaba una sociedad que necesitaba divertirse para expandirse de los graves problemas que existían. Lo vivido el sábado en Vitoria corrobora que en este deporte están inmersos muchos intereses que me hacen pensar que hay tanta corrupción, como en los últimos tiempos está apareciendo en tantos y tantos estamentos de nuestra sociedad. Fue increíble lo que pasó en ‘Medizorroza’. Hemos regresado de Vitoria con una gran indignación e impotencia. Fue inaudito lo que vivimos en tierras vascas con un colegiado que humilló a un equipo, a una afición, pero sobre todo a una ciudad, a los que con su actuación INSULTÓ de manera intolerable.
El fútbol es un asco y con árbitros sin dignidad alguna mucho más. Una afición entregada con más de 18 horas de autobús de las 30 que duró el viaje, es para que este equipo se sienta orgulloso a pesar del gran robo que sufrió, y que pudieron ver más de 18.000 vascos ‘in situ’, además de los que lo vieron por la tele en Euskadi y Andalucía. Incredulidad ante lo que vivimos. Con su quehacer el colegiado aragonés, a quien ni siquiera me atrevo a nombrar, cortó la ilusión de toda una ciudad y eso no se puede consentir. Soy un gran defensor de los árbitros y lo saben en el colegio jienense, pero ante árbitros indignos que forman parte de este colectivo, no me resisto a denunciar una labor fuera de cualquier contexto y, realizada, con premeditación y alevosía. Claro que a lo mejor esa era la premisa que llevaba el colegiado aragonés, al que le faltó tiempo para abandonar el campo una vez que se pitó el final. Conociendo a Manolo Herrero, entrenador del Real Jaén, que por no molestar apenas levanta la voz cuando interviene ante los medios, sus palabras son explícitas de lo que se vivió en tierras vascas. “Si digo lo que pienso del árbitro no volvería a entrenar jamás’, o “si el Alavés hubiera necesitado más goles, los hubiera marcado”, son frases elocuentes que pasarán a la historia. Pero no menos importantes fueron las que el presidente Rafael Teruel, nada más terminar el choque colocó en la red social ‘Twitter’: “No voy a dejar que esto quede así. No es mi estilo pero no se pueden reír de un equipo, de una ciudad y de una afición. Me van a oír”. Todo esto representa una gran indignación incluso de los que no son aficionados del Real Jaén, pero una actuación así no se puede permitir. Soy de los que pienso siempre en positivo y respetando decisiones, pero este colegiado tiene que ir a ‘la nevera’ por mucho tiempo, salvo que fueran esas las indicaciones que llevara a la hora de ‘impartir justicia’. Ni los propios seguidores y miembros del club alavesista se creían lo que veían, pero todo se había decantado de su lado. Árbitros como Herrero Arenas, ahora sí lo nombro para que todos sepan quién es, hacen mucho daño al mundo arbitral tan cuestionado domingo tras domingo. Aunque no servirá para nada, el Real Jaén no debe callarse y exponer con criterio para que no quede en el olvido lo que todo el mundo ha visto: el gran robo que sufrió el equipo en Vitoria.
Nunca he pensando en las acciones antideportivas, pero, sin ser suspicaz, llego a pensar que hasta el sorteo pudiera estar manipulado para que no se produjera el enfrentamiento entre los dos grandes, Tenerife y Alavés, que debían estar en Segunda por su historia y potencial. Así, jugando con los otros ‘dos tontitos’ que se habían metido como campeones de sus grupos, Hospitalet y Real Jaén, ‘los gallitos’ tuvieran el camino más diáfano para lograr sus objetivos. Y así ha sido, aunque con resultados muy justos, isleños y vascos ya han logrado el ascenso. Ahora el Real Jaén tendrá una nueva oportunidad y lucharán con orgullo y dignidad para defender unos colores históricos. Ante los nuevos compromisos que se avecinan, lo que pedimos no es otra cosa que justicia, y como no le van a dar nada, sí sugerimos que tampoco le quiten.