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Cierre por jubilación

Francisco Suárez Almenta, quien recibió en Ronda su apodo por el nombre de su negocio, 'El Castañuelas', cierra las puertas de su conocido establecimiento en el centro de la ciudad tras jubilarse. Dice que sus clientes se han convertido en su familia después de 35 años sirviendo platos

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  • Paco, al pie de su negocio -

Quien conozca a nuestro protagonista, un absoluto enamorado de Ronda, la que es sin dudas su ciudad, entenderá que Paco siga reconociendo que es gaditano, de la mismísima Tacita de Plata. Pero la ciudad que le enamoró fue la del gran Tajo, donde llegó hace 40 años y donde hace 35 puso en marcha su negocio, que le valió su apodo aquí. Un negocio que acaba de cerrar sus puertas; el cerrojo se echó esta misma semana porque Francisco Suárez Almenta, Paco ‘El Castañuelas’, ya se ha jubilado, recién cumplidos los 65: “Llegados a este punto toca jubilarse, lo lógico. Pero estos años que dejo atrás han sido muy importantes en mi vida, tras trabajar y trabajar sin parar”, recuerda Paco.

Asegura que ha tenido suerte en la vida, y que su trabajo en Las Castañuelas se define por dos motivos: “Haber tenido una mujer que cocina, como sabe la gente de Ronda, estupendamente, y dar un buen servicio a mis clientes, que han sido mis amigos porque han visitado mi casa y me han permitido triunfar con este negocio”.

Paco Suárez trabajó por primera vez con 14 años, en el Casino de Cádiz, como botones. Corría entonces el año 65 y ganaba unas pocas pesetas. Después se convirtió en soldador eléctrico en los astilleros gaditanos, y fue durante un permiso de 21 días de vacaciones que vino a Ronda, la ciudad de su madre. Y aquí se quedó. Regresó a los dos meses a Cádiz para anunciarlo; de vuelta a Ronda comenzó a trabajar en el bar de la antigua emisora: “Fue mi universidad. Conocí allí a los ricos y a los pobres, a los trabajadores o a los campesinos que venían a las cámaras agrarias que estaban allí”. A los pocos años montó su propio negocio al traspasarse el entonces bar Milord, que convirtió en sus Castañuelas, nombre de la peña a la que ya pertenecía.


Todo ha cambiado, y Paco reconoce que ahora “es mucho más complicado hacer negocio que antes. Además de por la crisis, porque la hostelería es muy distinta. Quien triunfe ahora en un negocio de este tipo es porque da un buen producto a precios mirados con lupa y echando muchas horas”.

Y Paco echó horas y horas en su trabajo. Pero incluso tuvo tiempo para inmiscuirse en la vida cultural y festiva de la ciudad. Montó en su día la Asociación Cultural Carnavalesca con Miguel Berrocal, de la que fue vicepresidente y relaciones públicas: “En el 78 traje a Ronda la primera agrupación de Cádiz que vino a la ciudad; vinieron al Real de la Feria vieja, se llamaban Nuestra Andalucía”. Paco fue tesorero además de la Virgen de la Cabeza, “junto a Jerónimo Cabezas, en el bicentenario”; ha estado siempre vinculado al Santo Entierro: “Y todo eso robando tiempo al trabajo, cosa difícil porque cuando hay fiestas es cuando tienes más clientes”. Su última fiesta ha sido Ronda Romántica: “De lo mejor que he visto. Me recordaba a la relación que antes sí había entre Ronda y los pueblos y que debemos recuperar”. Así se despide. A las puertas de Las Castañuelas. Cerradas a cal y canto. ¿Abrirán de nuevo? Paco ya ha entregado el testigo a su hijo.

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