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Lunes 06/05/2024  

Jerez

Un nuevo perfil en sus cuatro puntos cardinales

Jerez y su revolución urbanística de los años sesenta

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  • La zona de Parque Capuchinos

Fue Tomás García-Figueras el alcalde que aprobó el primer Plan de Ordenación Urbana de Jerez, que fue una de las primeras ciudades españolas que lo aprobaba, al amparo de la Ley de 12 de mayo de 1956, por la que se introducía por vez primera en España la técnica del planeamiento general. Ocurre que al comienzo de 1965, con la llegada a la alcaldía de Miguel  Primo de Rivera, se vio que en cinco años el desfase de la aplicación de su normativa y de sus previsiones al fenómeno de eclosión urbana que Jerez comenzó a sentir era notable.

El vertiginoso crecimiento demográfico, la expansión industrial y el progresivo aumento del nivel de vida de la renta per cápita, requerían soluciones de emergencia, imprevistas en el planeamiento vigente e imposible de alcanzar con la simple revisión del Programa de Actuación quinquenal. Por todo ello se acudió a la vía excepcional de anticipar la revisión total del propio Plan que abarcaba hasta el año 1975. El nuevo Plan fue aprobado en 1969 y sus previsiones se extendían hasta 1985.

Al comienzo de los 60 los planes parciales de ordenación vigentes eran los del Polígono Madre de Dios, Polígono Vallesequillo, Polígono Monte Alto y Polígono San Telmo. Esos planes estaban ejecutados totalmente a finales de los 70, con sus obras de urbanización o en ejecución de las mismas en el caso de San Telmo. Pero lo importante llegaba con la nueva expansión de la ciudad, con proyectos redactados como los del Polígono Comercial de la Zona Norte (Avenida Álvaro Domecq), Polígono Pelirón, Polígono San Joaquín, Polígono La Granja, Polígono Miraflores, Polígono de Santo Domingo o la reforma interior para la prolongación de la Gran Avenida, como se le denominaba entonces, Alcalde Álvaro Domecq.

Todo esto llevó al Ayuntamiento a hacer un esfuerzo económico considerable ya que no contaba con suelo necesario para la construcción masiva de viviendas sociales ni para ejecutar al ritmo que se imponía las construcciones de centros escolares.

En Madre de Dios se contemplaba que germinase el verdadero centro comercial de la ciudad, con la instalación de un complejo hotelero en las instalaciones de la Estación de Autobuses así como la contrucción de un nuevo y moderno Mercado de Abastos en la línea de las por entonces galerías comerciales. Aquello finalmente no tuvo el refrendo esperado. El hotel nunca llegó.

En Vallesequillo hubo un primer cupo de dos mil viviendas subvencionadas, ya que aún no estaba disponible en el mercado de solares el Polígono San Benito.  Mil viviendas de tercera categoría irían al Polígono San Telmo, mientras que La Granja se presentaba como “verdadero pulmón de ensanche de la ciudad hacia el este y Las Torres era un polígono promovido por Diputación y Monte Alto se presentaba totalmente urbanizado meditante el sistema de cesión de viales e imposición de contribuciones especiales a los propietarios beneficiados.

El volumen que alcanzaba el importe de las obras de urbanización de estos nuevos seis polígonos jerezanos se cifraba en unos 150 millones de pesetas y aquello supuso para la ciudad un nuevo perfil en sus cuatro puntos cardinales de gran metrópoli urbana, algo de lo que carecía hasta los años 60.

Junto  a esta expansión urbanística se llevó a cabo una labor más oscura, pero mucho más trascendental como eran las obras de urbanización, con distribución de aguas, alcantarillado, pavimentación, etcétera...

 

Ocho mil niños sin plazas escolares

Otro problema era el de la enseñanza primaria. Ocho mil niños carecían de plazas escolares. De 1965 a 1970 se pusieron en funcionamientos los grupos escolares de Alfonso X El Sabio, El Retiro, Carmen Benítez, Belén, San José de Calasanz, San Vicente de Paúl, San Benito, La Barca de la Florida y Sagrada Familia, lo que supuso la apertura de ciento veintiocho aulas que permitieron escolarizar a cinco mil ciento veinte niños, principalmente en las barriadas rurales y núcleos suburbanos de Jerez. Igualmente se construyeron setenta y cuatro viviendas para el magisterio.

Del mismo modo se encontraban en construcción a finales de los 70 los grupos escolares de Vallesequillo, Caulina, San Telmo, San Juan de Dios, Polígono San Benito y un Instituto Nacional de Enseñanza Media que era el Álvar Núñez, en el Polígono San Benito. En proyecto se encontraban los colegios Nuestra Señora de la Asunción, Tempul, Carretera de Arcos, Polígono de La Granja y otro más en el Polígono de San Benito.

El Ayuntamiento, a la espera de que se concretasen las aulas en construcción y los proyectos en marcha se vio obligado a levantar barracones y locales habilitados y a realizar obras de construcción y mejoras en otros existentes como en Federico Mayo, la UVA o Soto Flores.

En resumidas cuentas se podría decir que la inversión educacional en Jerez, en las que se incluía también el costoso material mobiliario y otros de menor cuantía, ascendía a 240 millones de pesetas, lo que significaba una inversión media anual, de 1965 a 1970, de 48 millones de pesetas, es decir una cifra superior al 20 por ciento de lo que en el último ejercicio económico se había presupuestado para todos los gastos generales ordinarios del municipio de Jerez.

En Enseñanza Media se apostaba por el nuevo instituto del Polígono y ya era una realidad el Colegio salesiano Lora Tamayo para Formación Profesional.
 

9.910 viviendas se hicieron en un quinquenio

Jerez se enfrentaba en 1965 al gravísimo problema de la vivienda, que rayaba caracteres catastróficos con construcciones ruinosas, insalubres e inadecuadas para la habitabilidad, amén del  desproporcionado aumento demográfico producido al sumar al normal vegetativo la incontenible marea de la inmigración interior.  El municipio se marcó una ambiciosa meta, como era la de absorber en lo posible el déficit meticulosamente censado de siete mil viviendas. Jerez se plagó entonces de grúas y andamios  

El Patronato Municipal de la Vivienda construyó en calle Aire y Parque de Capuchinos, San Benito, La Granja y San Telmo; el Ayuntamiento en General Sanjurjo y El Calvario; la Cooperativa San Eloy, en Vallesequillo; la Junta de Fomento del Hogar en La Constancia; La Cooperativa Virgen del Valle en San Telmo; inmobiliarias privadas en Vallesequillo, Parque de la Serrana y Carretera de Cortes; el Patronato Provincial de las Vivienda en Las Torres; la Cooperativa La Estrella en Parque de la Serrana; Urbis en  Capuchinos, La Serrana y Manuel de la Quintana; Patronato Perpetuo Socorro en La Serrana; Cáritas en San Telmo; Inmobiliaria Madre de Dios en Madre de Dios, Land Ibérica en Madre de Dios; ACLE en Plaza del Caballo; Fermesa en Los Naranjos; Basilio Iglesias en Franco, San Miguel, Lindo y Plaza del Arenal; Vidrierías Españolas en Pelirón; Pedro Domecq en Pozo de la Víbora y Calzada del Arroyo; Nivelagro en Paseo de las Delicias; San Estanislao, en Montealegre; Almedi en Plaza Aladro y Mamelón; Colomina en San Telmo; Urbis en Porvera; Banco de Andalucía en Ancha y Diego Fernández Herrera; Rafael Rivero, en carretera de Arcos; J.A. Gutiérrez en Las Delicias; la Obra Sindical de Hogar hizo la  UV, San Benito, El Calvario y La Asunción.

 

Del Hospital a Merca Jerez y al Hotel Jerez

Quizá la gran obra de esa expansión de Jerez en la década de los 60 fue el Hospital, entonces llamada Residencia Sanitaria General Primo de Rivera, que comenzó a andar con una plantilla de treinta y un médicos de todas las especialidades, con doscientas camas, cuatro quirófanos, servicios de reanimación, rayos X, electroterapia, clínica obstétrica con 29 camas, maternidad, nidos y servicio de pediatría. Era un hospital capaz para  cerca de doscientos mil asegurados.

Pero siendo esa obra importante, no lo fue menos que la integración de Jerez en la red nacional de Mercados Centrales de Abastecimientos, a través de Mercasa. Para ello se constituyó Merca Jerez con una capital social fundacional de 25 millones de pesetas. Se adquirieron los terrenos en el Polígono El Portal. Se pusieron en marcha las fases para la construcción de cuatro mercados de abastos, dentro de las llamadas Galerías de Alimentación, que irían ubicados en Madre de Dios, San Benito, La Serrana y Barriada de La Constancia.

Y ya se atisbaba un Jerez turístico con la creación e institucionalización de la Feria del Caballo, con nueva reordenación ferial y el Mercado Nacional de Ganados, poniéndose en marcha la construcción del Monumento al Caballo . Igualmente se introdujeron modificaciones en la Fiesta de La Vendimia, que ya no existe desafortunadamente.

Jerez carecía de grandes hoteles y una de las grandes obras fue la construcción del Hotel Jerez, tras aspiraciones de largos años y que se presumía necesario para el desarrollo turístico no solo de Jerez sino de toda su comarca. Lo construyó la Empresa Nacional de Turismo en un tiempo récord de catorce meses y fue calificado de cuatro estrellas, con 64 habitaciones, de las que 60 eran dobles. Se entendía que con ese hotel, el proyectado en Madre de Dios y el Aloha, más los existentes, se cubrían las necesidades en de alojamiento.

En instalaciones deportivas se reanudaron las obras del Campo de La Juventud y la gran obra social era el Club Nazaret que, junto al Polideportivo de Los Marianistas, abrían los cauces para que la juventud jerezana se lanzase a la convivencia social y al deporte aficionado y amateur.
Se hacían igualmente grandes esfuerzos para el mantenimiento del Parque Zoológico y en el tráfico ya se atisbaba la necesidad de aparcamientos subterráneos dadas las dificultades que existían de aparcamientos y se estudiaban aparcamientos en El Mamelón y otro en la  llamada Puerta de Sevilla, entonces Calvo Sotelo. 
 

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