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La tragedia del 'Pepita Aurora' se recuerda en Barbate seis años después a la espera del juicio

El pesquero se hundió en Punta Camarinal, en Tarifa, en 2007 con ocho marineros abordo

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La localidad de Barbate recuerda hoy la tragedia que inundó el pueblo el 5 de septiembre de 2007, cuando, en medio de una fuerte tormenta, el pesquero Nueva Pepita Aurora se hundió y con él ocho marineros, un hecho que, seis años después, continúa a la espera del juicio contra el patrón de la embarcación.

En Barbate ya no hay actos oficiales de recuerdo de esta fecha, pero cada 5 de septiembre es "un día triste" para todo el pueblo y especialmente para las viudas de los fallecidos (los cadáveres de tres de ellos no han sido hallados) y para los ocho supervivientes del siniestro, que aún arrastran las secuelas de aquel naufragio.

Seis años después del siniestro, el caso está pendiente del señalamiento del juicio en un proceso que ha sido instruido por el juzgado de instrucción número 3 de Algeciras.

Su titular, en un auto que fue confirmado el pasado mes de mayo por la Audiencia Provincial de Cádiz, señaló que existían "indicios" de que José Vega, el patrón del barco, podía ser considerado autor de ocho delitos de imprudencia grave con resultado de muerte, siete delitos de imprudencia grave con resultado de lesiones y un delito contra los derechos de los trabajadores.

Se enfrentará así a importantes peticiones de condena del fiscal y las acusaciones, mientras que su abogado, Jesús Gómez Grosso, insistirá en defender que el patrón del Nueva Pepita Aurora fue inocente y no fue responsable del hundimiento por el sobrepeso que cargaba el barco o el cierre intencionado de sus desagües.

"Fue un accidente fortuito debido al temporal, él no cometió ninguna imprudencia, no tuvo ninguna intervención en los fallos de construcción del barco", insiste el abogado.

Como el resto de los supervivientes, la tragedia sigue marcando la vida del patrón del barco, según su defensor, que "cada vez que se le nombra el tema está varios días sin dormir", "está sumido prácticamente en una depresión" y continúa teniendo constantes pesadillas sobre aquel día, cuando él mismo ayudó a rescatar a algunos de los marineros y vivió "situaciones dantescas" porque algunas de los fallecidos "se le murieron en las manos".

El abogado espera que el juicio sobre este caso se celebre el próximo año.

El Nueva Pepita Aurora se hundió el 5 de septiembre de 2007 a unas 7,8 millas de Punta Camarinal cuando regresaba al puerto de Barbate tras faenar por la noche en las costas próximas a Marruecos, con una tripulación compuesta por el patrón y quince marineros.

Al llegar a la zona del Estrecho de Gibraltar el pesquero se enfrentó a viento de Levante y a una mar muy gruesa "con olas de hasta siete metros" que hicieron que el barco se pusiera "quilla al sol", según recordaba el juez en su auto.

El patrón del pesquero y siete tripulantes pudieron ser rescatados, al igual que los cuerpos sin vida de tres marineros.

Días después, el 19 de septiembre, se rescataron los cadáveres de otros dos marineros, pero los de otros tres, Manuel Reyes Moreno, Francisco Cla Caballero y Manuel Buela Sánchez, nunca han podido ser recuperados.

En el auto en el que solicitaba a las partes que entregaran sus escritos de conclusiones y pidieran la apertura de juicio oral, el juez explicaba que la Comisión Permanente de Investigación de Siniestros Marítimos determinó que el barco, construido en 1999, naufragó debido a la pérdida de estabilidad por una "inadecuada disposición de los pesos a bordo", lo que "le mantenía escorado 10,5 grados a babor" e hizo que no resistiera "dos golpes de mar consecutivos".

El barco, añadía el auto, había perdido "flotabilidad" porque llevaba "al menos, doce toneladas de pesos no considerados en el libro de estabilidad", y porque llevaba redes que pesaban siete mil kilos, mucho más de las que declaraba.

Otro de los motivos del naufragio, además de las malas condiciones meteorológicas, fue el cierre "intencionado" del sesenta por ciento de las aberturas de desagüe.

El juez también explicaba que la mayoría de los tripulantes rescatados arrastran un trastorno que les impide desarrollar su profesión por lo que se les ha concedido "la invalidez permanente en grado total derivada de accidente de trabajo".

Unas secuelas que para todos ellos reviven cada 5 de septiembre, cuando se conmemora el aniversario de la tragedia que asoló Barbate

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