Marin, Varas y nueve más. Uno por sus diabluras y el otro por un verdadero paradón llevaron al Sevilla al primer triunfo en el regreso a la Europa League.
Sorprendió Emery con el once inicial que dibujó en la pizarra para este arranque europeo. Colocó a Javi Varas en la meta sevillista, mostrando así su confianza en el de Pino Montano para que defienda a los nervionenses por Europa. Otra gran novedad fue el descanso que el vasco le brindó de inicio a Rakitic. En su lugar, el camerunés M’Bia conformó la pareja de Iborra en el doble pivote. Por su parte, el rumano Rusescu se cayó a última hora de la convocatoria y no estuvo ni en el banquillo.
Junto al calor de una ‘grada sevillista’, los de Nervión comenzaron el choque con intensidad y valentía. Varias acometidas al área portuguesa que dejó la primera ocasión clara en el 9 con el mano a mano de Carlos Bacca, pero Vagner atinó con la idea del colombiano. Y sólo siete minutos después Marko Marin dispuso de su primera. Con la clase que atesora quiso colocarla en el palo largo del meta luso, pero su chut se marchó rozando la madera. Lo buscaba y lo merecía. Mayor debió ser el premio en el 22 para Bacca, pero la zaga del Estoril sacó bajo la línea un gol que ya se cantaba en la grada del Antonio Coimbra. Infinitamente mejor los hispalenses.
El paso de los minutos no le hiz ningún favor a los nervionenses. Los ‘amarillos’ tomaron el mando en el centro del campo y aprovecharon alguna que otra internada del trotamundos Balboa para calmar un partido que hasta que pudo el Sevilla era eléctrico y que el Estoril transformó en tostón. Así, en el segundo tramo del primer periodo los de Emery perdieron el buen camino a la portería lusa. Lástima que los muy buenos 25 primeros minutos no dejaran algún gol en la saca visitante.
Arrancó el segundo acto del duelo sin novedades al frente. Mismos hombres y mismo fútbol. Con el Estoril durmiendo el partido y con los de Nervión sin terminar de dar con la tecla en ataque.
Pero apareció Marin. El duende alemán tomó los galones en el 58 para diblar a su par en la media luna y poner en boca de gol a Vitolo. El canario no perdonó y puso el primero en luminoso. Aunque la alegría duró lo mismo que tardó la grada en cantar el gol. En el 60, una nefasta jugada defendida por la zaga sevillista fue a parar a Bruno Miguel, libre de marca y con Varas vendido. El empate volvía a torcer la carta de navegación del Sevilla.
Y no tardó Emery en poner en liza a los buenos. Rakitic y Gameiro entraron en acción cuando aún restaban 25 minutos de encuentro.
Y tanto que se notó. La tuvo Gameiro nada más salió. Eso sí, erró lo imposible. Pero en el 77 el francés no perdonó y adelantó de nuevo al Sevilla con un gol similar al de Vitolo. Aires fresco para, ahora sí, hacer justicia.
Al final, Varas y gracias. Una parada suya a bocajarro en los últimos segundos dejó a los suyos con la victoria.
El Antonio Coimbra se tiñió de rojiblanco
No estuvieron solos, ni mucho menos, lo hombres de Unai Emery en el feudo del Estoril. Hasta 2.300 sevillistas tiñieron las gradas del Antonio Coimbra con los colores de los de Nervión. Sin lugar a dudas, el estadio portugués parecía ayer un pequeño Pizjuán, haciendo de este partido a domicilio un duelo casero. Nadie diría que ayer el Sevilla jugó lejos de la capital andaluza.
Tras un viaje de cinco horas, los más de dos millares de sevillistas invadieron las calles y plazas de la pequeña Estoril. Una coqueta localidad costera que linda con la capital portuguesa, Lisboa.
Ya informamos en estas páginas las intenciones del sevillismo en hacerse partícipe en este cercano duelo europeo. Así, peñas como ‘Triana SFC Fans’, ‘Al-Relente’ o ‘Vengo a Verte’ han venido movilizando a los suyos durante varias semanas para lograr todo un desplazamiento en masa en el estreno de la Liga Europa.