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Machi: “La función es como un combate de boxeo que se vive en primera persona”

La célebre actriz llega este viernes a Jerez, bajo la dirección de Daniel Veronese, para representar el clásico '¿Quién teme a Virginia Woolf?'

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  • OBRA -

Los actores Carmen Machi y Pere Arquillué protagonizan ‘¿Quién teme a Virginia Woolf?’, un clásico del teatro contemporáneo escrito por Edward Albee, que podrá verse mañana viernes día 22 de noviembre en el Teatro Villamarta. El argentino Daniel Veronese dirige este montaje, que cuenta además con los actores Mireia Aixalà e Iván Benet. La actriz nos habla su trabajo en este montaje y sus nuevos proyectos antes de llegar a Jerez

¿Qué nos presenta ‘¿Quién teme a Virginia Wolf?’?
La obra presenta el rechazo de la sociedad norteamericana, pero básicamente a una pareja que lleva conviviendo muchos años, por lo tanto, habla de la relación de pareja, de la convivencia y lo que esto conlleva, de alguna manera de una forma teatral, pero sí que esto llevado al desquicio, a la fiereza, a una especie de combate de boxeo, de un matrimonio que juega a un juego muy peligroso que es el de atacarse los unos a los otros y para ello tienen unos invitados que son testigos de toda esa fiereza, de toda su relación. Aunque básicamente yo creo que es una historia de amor que conlleva todo esto.

¿Qué aspectos de la personalidad de Martha son los más difíciles a la hora de interpretar?
El personaje en sí es de una mujer muy frustrada, con cierto tono de amargura, con una personalidad muy potente, con una energía muy poderosa y, sobre todo, que yo creo que guarda dentro de sí una frustración muy potente, tiene muchas cosas que reprochar. Y no es que sean rasgos difíciles, sino es que en sí es un personaje muy alejado de cualquier persona que podamos conocer, aunque tiene un fondo que podemos reconocer en mucha gente. Yo la entiendo perfectamente por lo que pasa, yo, evidentemente, no me comportaría como ella, pero sí la entiendo. La dificultad que tiene en sí es el nivel de violencia que es bastante potente y llega a ser muy agobiante, tanto para el que lo está haciendo como para el espectador. Eso digamos que es el germen de la función.


Desde su estreno, ¿cómo está funcionando la obra?
Muy bien. Esta función la estrenamos en Madrid hace ahora un año y hemos reiniciado la gira hace muy poco. Y hay que tener en cuenta que esta función de ‘¿Quién teme a Virginia Woolf?’ es un clásico contemporáneo que, por una parte, hay gente que no lo conoce de nada, hay otros que tiene como referencia la película de Elizabeth Taylor y Richard Burton en los 60, pero la gente que no lo conoce de nada, se encuentra con una función de teatro, donde el amor te llega, donde las miradas te llegan… porque es una explosión en estado puro y el espectador suele entrar muy rápido en la función y creo que eso es lo que hace que funcione muy bien entre las partes. Es bastante brutal y reconocemos, sin tener que vivir lo que ellos viven, cierto estado de frustración. Por eso, el público suele reaccionar muy bien, los teatros se llenan y es un momento maravilloso, y es una gozada hacerla para los actores porque es teatro puro.

¿Qué relación es la que se origina durante la función con el público?
La función tiene un ritmo muy frenético porque Daniel Veronese, que es el director de la función, tiene un rasgo que es muy suyo y es que las funciones las deja en el esqueleto. La función original escrita por el autor dura aproximadamente cuatro horas, y aquí se ve en una y media, que es lo que hacemos nosotros. Entonces toda esa agresividad, toda esa relación se condensa en tan poco tiempo que el ritmo es frenético y el público reacciona igual que nosotros, de un modo que es asfixiante. Parece que se vive el boxeo en primera persona. La gente se queda muy tocada. Te ríes mucho, hay muchos colores, es muy completa, pasas por muchos estados… y el espectador también. Hay mucho humor, pero es tremendo y a veces no sabes ni siquiera por qué te estás riendo, con lo que hay aquí…

En esta obra, percibimos un registro al que quizás el público en general está menos acostumbrado a verla…
En realidad no, toda mi trayectoria son personajes muy diferentes entre sí, entonces estoy acostumbrada a hacer personajes muy diferentes. No creo que haya nada concreto, toco todos los palos, y no hago mucha comedia, a diferencia de lo que se pueda pensar…

Entre todos los registros, ¿por cuál se decanta?
Da igual, todos son lo mismo. No tienen diferencia. El trabajo que se hace es el mismo, no es cuestión de qué género te gusta más, sino qué proyecto te gusta más, cuál es el más emocionante. Hay tragedia muy mala y hay comedia también muy mala. Para el trabajo del actor es lo mismo, no varía nada, te limitas a hacer a una persona que no eres tú.

Además, ha tocado todos los medios, ha hecho tanto teatro, como cine y televisión. ¿Hay alguno en el que se sienta más cómoda o le guste más?
Es lo mismo que con el género. Es lo que te ofrezca un director, cómo sea el personaje… el medio en el que se haga me da igual, he trabajado en los tres y puede haber tanto bueno como malo, va más en lo que tengas entre manos. Yo, como lo que más he hecho en mi vida ha sido teatro, ha sido el medio que me resulta mejor y el más difícil también. Es donde encuentro más serenidad y encuentro también más armas, en el teatro. Desde adolescente cuando empecé es lo que he hecho y donde he estado y me he desarrollado, es el que más domino, de alguna manera.

En relación a los personajes, ¿qué rasgos o características son fundamentales para que le atraiga y se decante a interpretarlo?
Tiene mucho que ver con lo que hablábamos antes. A mí me importa también mucho los directores. Los directores tienen la mirada hacia el personaje y dependiendo de quién sea, así trabajo o no. En cuanto al personaje, yo, básicamente, me decanto por algo que no haya hecho antes, pero no por nada, sino porque es más divertido. Además el hecho de lo desconocido, de sentir vértigo, de decir que eso no lo controlo… y vivir un proceso creativo y tener que encajarlo y eso forma parte del proceso de aprendizaje y que algo te sea complicado, para mí, es lo mejor para poder resolverlo. Pero normalmente hago personajes que se parecen muy poco entre ellos. Si hago algo que se parece a otra cosa que haya hecho, inmediatamente deja de interesarme. Y me gustan personajes que me enseñen algo, que me aporten algo, y que sienta que nunca lo he tocado, que no he vivido esas emociones y después también se tiene que tener en cuenta el director, los compañeros y el personaje muchas veces es lo de menos.

En ese sentido, ¿podríamos decir que siempre se está planteando nuevos retos, a la hora de interpretar?
Creo que en general la vida del actor debería ser así. A lo mejor hay compañeros que se lo plantean de otro modo, pero más que retos es que a mí me apasiona y eso es lo que he hecho toda mi vida. Y no es trabajar por trabajar sino que es una manera de vivir, y, sobre todo, que nunca te invada el aburrimiento y lo que mola mucho es la acción, lo que se encuentra, se investiga, se trabaja… es muy excitante, pero sobre todo es excitante si lo que tienes entre manos lo desconoces y empiezas a conocerlo, eso es lo chulo y es el reto. No porque haya que hacerlo, sino porque tengan enjundia, haya cosas que contar, tengan un interés desconocido y se pueda ir conociendo a medida que se trabaja.

Después de este ‘¿Quién teme a Virginia Woolf?’, ¿qué otros proyectos tiene en mente?
Cuando termine empiezo Macbeth, de Shakespeare, aunque ya es un proyecto para el año que viene, por lo que cuando termine con ‘¿Quién teme a Virginia Woolf?’ empezaremos a ensayar Macbeth. Y espero que volvamos a vernos por Cádiz. Seguiré con teatro y cine, que es lo que hago hace mucho tiempo y no tengo intención de retomar la tele. Tengo proyectos de cine, porque este año he hecho varias películas que aún están por estrenar, pero eso ya será el año que viene.

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