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El Rayo sale del descenso y agrava la crisis del Celta en Balaídos

A pesar de su delicada posición en la clasificación, el equipo madrileño no renunció a su estilo en ningún momento

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El Rayo Vallecano sorprendió al Celta de Vigo (0-2) en Balaídos, donde los celestes siguen sin ganar este curso, y sumó un valioso triunfo que le permite acostarse fuera de la zona de descenso.

El Rayo expuso en Balaídos su mejor repertorio. A pesar de su delicada posición en la clasificación, el equipo madrileño no renunció a su estilo en ningún momento. Paco Jémez ha inculcado en sus jugadores ese gusto por el fútbol de toque y el Celta se vio desbordado en el primer acto por su rival.

Cierto es que el guión del choque pudo ser otro bien diferente si a los dos minutos de juego el lateral derecho visitante Tito no hubiera salvado bajo palos el remate de Nolito, quien se había aprovechado en el segundo palo de un centro de Santi Mina.

El Celta intentó presionar muy arriba, buscó constantemente robarle el balón al Rayo, pero en toda la primera parte apenas inquietó a Rubén. Sus mejores ocasiones fueron un disparo de Charles que desvió el meta visitante y un cabezazo de David Costas que salió rozando el larguero.

Los celestes no creaban y sufrían en defensa, sobre todo en el costado izquierdo, donde Lass y Tito sacaron a relucir las carencias de Toni como lateral.

Por ahí llegó precisamente la acción del tanto madrileño, tras una gran jugada de Tito, quien, con un gran pase, dio medio gol a Jonathan Vieira, eficaz en el mano a mano ante Yoel.

No fue ese el único error monumental de la zaga celeste, aunque el Rayo no supo matar el duelo. Saúl Ñíguez y Lass le perdonaron la vida a un Celta que se reactivó tras el descanso.

Los futbolistas de Luis Enrique lograron lo más difícil, quitarle el balón al Rayo, y a partir de ahí crecieron notablemente, sobre todo tras la entrada en el campo de Rafinha, quien rozó el empate en el minuto 63 con un tiro que se marchó ligeramente cruzado.

Aguantó el Rayo ese empuje celeste y de nuevo volvió a enmudecer Balaídos con su recital futbolístico. Su superioridad era tan gigantesca como la fragilidad defensiva de los gallegos.

Embarba y Larrivey, los jugadores de refresco que metió Jémez, generaron el 0-2 que sentenció el choque a falta de veinte minutos logrado por el delantero argentino de cabeza. La afición gallego dedicó una sonora pitada a sus jugadores al finalizar el choque.

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