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Huelva

Dos años de queja que acaban en llanto por los modos del alcalde

El alcalde hace salir llorando del Ayuntamiento a una señora mayor que lleva dos años quejándose de insalubridad en su calle

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  • Margarita junto a la vivienda -

Margarita Calderón (68 años) vive en una de las zonas más humildes de Cartaya, en el número cinco de la calle Sol de la barriada de El lavadero, y lleva dos años quejándose ante el Ayuntamiento de la localidad (gobernado por una coalición entre independientes, populares y andalucistas), por una casa en ruinas que se encuentra justo frente a la suya (nº 6 de la calle Sol), sin que por el momento no sólo no hayan sido atendidas sus demandas, sino que además de tener que soportar diariamente los riesgos que para ella, su familia y otros vecinos supone dicho inmueble, recientemente ha tenido que aguantar “malas formas” por parte del alcalde, el independiente Juan Polo, y hasta  el “guaseo” del teniente de alcalde popular Gabriel Maestre.

Harta de tener que soportar ha decidido romper el hielo y ponerlo todo en conocimiento de este periódico, aunque asegura no tener muchas esperanzas de que se dé una solución al problema. Según ha narrado a Viva, la gota que ha colmado el vaso fue cuando el pasado septiembre acudió al edificio Consistorial para preguntar sobre el asunto, tras lo que asegura haber tenido que salir “llorando por la escalera abajo” debido a la “mala forma” en que a ella se dirigió el alcalde; así como por tener que soportar posteriormente que el edil popular Gabriel Mestre “se guaseara de mi” en plena calle.

Calderón asegura que ya no aguanta más y que lleva desde mayo de 2011 quejándose del estado de la vivienda en ruinas, convertida en estercolero frente a su casa. “Primero se cayó un trozo, después otro, después las tablas, después las tejas, después los palos, y ya sirve de vertedero” afirma bastante indignada. Tras su primera visita al edificio Consistorial y reunirse con el concejal de Urbanismo, el popular Gabriel Maestre, éste “me dijo que tenía que esperar un proceso, y esperé un año”, por lo que regresó en mayo de 2012, sin que nada se solucionara, para esperar otro y volver en mayo de 2013 “y no hay solución” asegura. Viendo que por la vía de Maestre no tenía nada que hacer, decidió a finales de julio de este año dirigirse directamente al alcalde, quien según ella, le dijo que ya había estado hablando con el propietario de la casa y que le iba a poner una cuba para proceder a su limpieza a primeros de septiembre. “Fui tonta –asegura- porque en principio iban a poner la cuba en agosto y le dije al alcalde que me daba pena porque con el calor podría picarle a los trabajadores cualquier animal y no quería que por mi culpa tuviese que ir nadie al centro de salud”. Por ello, “acordamos que se pondría a primeros de septiembre”.  “Pero viendo que pasaba el 10 de septiembre y yo no veía allí la cuba –prosigue- fui al Ayuntamiento”, donde en primer lugar asegura que se encontró con Maestre, quien “me dijo que si yo era la única que me quejaba y que si las demás vecinas no lo hacían”, para a continuación salir el alcalde de su despacho y decirle de “mala forma”: “Señora, usted que quiere, que yo vaya con todos los empleados que están aquí en los despachos a limpiar aquello” a lo que Margarita asegura haber contestado que no venía a pedir tal cosa, sino simplemente a preguntarle que por fin cuando iban a poner la cuba. “Yo salí llorando por la escalera abajo porque me lo dijo de mala forma” asegura visiblemente apesadumbrada. Además, posteriormente Maestre “se ha guaseado de mi preguntándome por la calle si por fin me habían puesto la cuba” y otras cosas por el estilo, tras lo que hace unos días “se me removió la sangre y me dirigí a él cuando tomaba café con unos amigos para decirle que si el problema lo tuviesen él y el alcalde frente a sus casas, solucionarlo sería una prioridad, pero como no es así…”

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