Si el Betis ha sido, es lo que es y seguirá siendo; se debe al corazón y al sentimiento que sus aficionados depositan tanto en las buenas como en las malas.
Pasado el mal trago de las últimas semanas y sobre todo, de la tensión vivida tras la dura caída ante el Almería en el partido que cerraba el año en el Benito Villamarín, el beticismo una ocasión más, dio muestras de no abandonar al equipo de sus amores en las duras en el primer entrenamiento a puerta abierta desde que Juan Carlos Garrido se hiciera con las riendas del conjunto verdiblanco.
Y en este contexto, como si no hubiese mañana, alrededor de 2.500 béticos según apunta la web oficial del club, acudieron al coliseo heliopolitano, donde desplegaron todo tipo de banderas, pancartas y cánticos de apoyo, unión y ánimo para salir del hoyo en la tabla clasificatoria y remontar el vuelo.
Al margen de lo ocurrido en la grada del estadio, exceptuando los lesionados ya conocidos por todos, el entrenador valenciano del Betis tuvo a su disposición a la totalidad del plantel con las únicas y esperadas ausencias de Juanfran y Cedrick, ambos ya en Madrid para la disputa del encuentro benéfico denominado “Champions for Life”. Mientras en Heliópolis, ya se piensa en el Valladolid.