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Una década de ‘reconstrucción’

Humildad y Paciencia se sumó ayer al Martes Santo, sólo nueve años después de la llegada de La Clemencia.San Mateo fue protagonista de buena parte del día

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  • Humildad y Paciencia -

Si existe una jornada de la Semana Santa que ha evolucionado de manera más favorable en los últimos años, esa es sin duda la del Martes Santo, que hace justo diez años, en 2004, sólo conocía de la presencia en la calle de tres cofradías. Con la llegada ayer de la Hermandad de Humildad y Paciencia ya son cinco las corporaciones nazarenas inscritas en la nómina de un día que antes, en 2005, había asistido a la incorporación de La Clemencia. El día fue por tanto histórico por cuanto permitió añadir una nueva cofradía a aquellas que hacen estación de penitencia a la Catedral.
La Hermandad de Humildad y Paciencia fue erigida canónicamente por el primer obispo de Asidonia-Jerez, Rafael Bellido Caro, y estos últimos años había procesionado en la noche del Sábado de Pasión. Se trata de una cofradía que no ha surgido al amparo de un grupo de jóvenes, sino que fue promovida por veteranos cofrades deseosos de recuperar el legado de la extinguida Hermandad de San Antón.
En esta su primera salida en la tarde del Martes Santo, la cofradía puso en la calle alrededor de 90 nazarenos, de elegantes túnicas blancas de cola con el escudo trinitario. Se vivieron pasajes especialmente emotivos en su itinerario en busca de la Carrera Oficial, que le llevó a transitar ante la parroquia de San Pedro.
Fue al filo de las seis y media de la tarde cuando la cofradía solicitó venia en el palquillo para hacer estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral, sin duda un momento singular para la historia de la corporación. Javier Alcón estuvo al frente de la cuadrilla de costaleros del paso del Señor de la Humildad y Paciencia, precedido por una capilla musical.
Detrás, los también blancos nazarenos de la Hermandad de la Clemencia, una cofradía sacudida en estos últimos días por el fallecimiento de Tomás Biedma, padre del capataz de su único paso y uno de los promotores de su fundación. La cofradía partió del polígono de San Benito a las cuatro de la tarde, contando con el acompañamiento de la Agrupación Musical de la Salud, de la sevillana Hermandad de los Gitanos. Su altar de insignias incorporó una bandera del Beato Juan Pablo II, que es uno de sus titulares. En el templo quedó -quizá por última vez- la Virgen de Salud y Esperanza.
El cortejo estuvo ayer integrado por 177 nazarenos, 65 más que en 2009, lo que pone de manifiesto la evolución de la cofradía del polígono de San Benito.
A las cinco de la tarde se abrieron las puertas de San Mateo para permitir la salida de la Hermandad del Desconsuelo, que rápidamente tomó posesión de su barrio, tiñendo de rojo y negro todos sus rincones. La salida de esta cofradía y su recorrido por la calle Justicia, Santiago o Ancha constituye sin duda uno de los momentos más relevantes del Martes Santo. La Agrupación Musical de la Sentencia se estrenó tras el paso del Señor de las Penas, mientras que el palio de la Virgen del Desconsuelo estuvo acompañado por la Banda Municipal de Música de Rota. El paso de palio lució clavel rosa, una flor muy característica de este verdadero monumento del arte cofradiero.
Cuando apenas había finalizado la salida de la Hermandad del Desconsuelo ya se abrían las puertas de la capilla del Cristo del Amor, pequeño santuario levantado hace ya un cuarto de siglo junto a la iglesia de San Juan de los Caballeros. Cuando el Martes Santo iniciaba esa reconstrucción que le ha llevado a convertirse en jornada grande de la Semana Mayor, la Hermandad del Amor iniciaba los trabajos del paso del Señor Cautivo. Una década después, el conjunto avanza hacia su finalización en talla y dorado.
No ha sido poco el esfuerzo realizado por la cofradía para poner en la calle a esta imagen, que ayer fue de nuevo acompañada por la Agrupación Musical San Juan.
Detrás del paso del calvario en el que llora la Virgen de los Remedios, la Banda de Cornetas y Tambores del Rosario de Cádiz, que por tercera vez en la semana impartió su magisterio por las calles de Jerez. Al frente de esta cuadrilla de costaleros se estrenó Manuel Jaén Vargas, que anteriormente ya tocó el martillo de la Virgen de la Estrella y la Divina Pastora de Capuchinos.
El reto de esta cofradía es poner bajo palio a la Virgen de los Remedios, un objetivo que siempre ha estado en la cabeza de los cofrades de la collación de San Juan.
La Hermandad de la Defensión fue la última en echarse a la calle, haciéndolo minutos antes de las seis y media de la tarde. La cruz de guía estrenó la presencia del Lignum Crucis, en uno de esos pequeños detalles que han hecho grande a la cofradía del convento de Capuchinos. Detrás del paso del crucificado, la Banda de Cornetas y Tambores de la Centuria Romana Macarena, un auténtico lujo para la Semana Santa de Jerez. María Santísima de la O, acompañada por la Banda de la Soledad de Cantillana, volvió a sobresalir por su clasicismo y elegancia. 

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