El Barcelona estará en las semifinales de la Liga Endesa tras superar al Laboral Kutxa por la vía rápida (71-95) y espera ya el rival que saldrá de la pelea entre Valencia y Cajasol, cuya eliminatoria se ha alargado al tercer encuentro.
Una vez más emergió la figura de Juan Carlos Navarro para liderar el juego del Barcelona. 13 puntos del escolta dinamitaron el partido en el segundo cuarto para tomar una renta que ya nunca volvió a estar en peligro ante un Baskonia que se descompuso por su impotencia.
El Barcelona se plantó en el Buesa Arena con la lección bien aprendida después de 48 horas en las que aprendió del susto que les metió en el cuerpo el Laboral Kutxa.
Siete puntos de salida, con Oleson en estado de gracia, avisaron de las intenciones de los de Xavi Pascual. El Baskonia pudo neutralizarlos con acciones individuales de San Emeterio y Nocioni hasta cerrar el primer acto con un ajustado 19-21.
Los catalanes pusieron su velocidad de crucero en el segundo acto con el timón de un imperial Juan Carlos Navarro que anotó 13 puntos y gobernó el partido a su antojo para poner tierra de por medio.
Sus 13 puntos, con tres triples, destrozaron el marcador y enfilaron a la nave azulgrana a coger una cómoda ventaja ante la que no supo reaccionar el Baskonia.
Los vitorianos se empeñaron en buscar la manera de sumar puntos por medio de acciones individuales y con mucho sufrimiento, mientras el juego del Barcelona fue directo, sencillo y fluido y siempre con muy buenas opciones para culminar las jugadas con fáciles canastas.
El banquillo azulgrana empezó a marcar diferencias ante un Laboral Kutxa limitado y que llegó al tiempo de descanso al borde de caer a la lona, 37-49, y sin encontrar la manera de suturar la herida.
El ritmo del Barcelona y el juego coral de los catalanes terminó por hacer hincar la rodilla ante un Baskonia que sufrió en carne propia la impotencia de no tener los recursos necesarios para hacer frente a un equipo con todos los recursos.
Un parcial de 12-20 en ese periodo dio por finalizado el partido, 49-69, cuando aún debían disputarse los últimos diez minutos de la temporada baskonista.
El Barcelona nunca tuvo en peligro y el Baskonia sufrió en carne propia las dos velocidades por las que circulan los equipos en la ACB y asumiendo que los tiempos han cambiado para los vitorianos.