La Velá Flamenca de las Nieves recuperó el ambiente de sus mejores tiempos, con una plaza del Cabildo absolutamente abarrotada y vestida de gala para dedicar la 54 edición del festival a la provincia vecina y hermana de Huelva. Sin embargo, la cita no quiso perder el genuino sabor local con las voces de las cantaoras Ana Barba y Ana Gómez, quienes incluso se tomaron la deliciosa licencia de interpretar un par de cantes juntas, siempre acompañadas por el toque de guitarra del maestro arcense Miguel Chamizo.
El retraso que sufrió el comienzo del festival provocaría que terminara pasadas las tres de la madrugada, ya con una solitaria Regina García, puesto que el público se fue marchando de la plaza poco a poco. La Velá comenzó a las 22.45 horas estando programada para cuarenta y cinco minutos antes, lo que motivó finalmente que durara más de lo previsto.
Sin embargo, el público dio muestras de entusiasmo y aguante, y pese al frío que se adueñó del recinto bien entrada la noche, permaneció estoico escuchando buen flamenco. Porque de eso se trataba; primero con las cantaoras arcenses y después con los onubenses Jeromo Segura, Manuela Laíno y Regina García, dejados llevar por el toque de Paco Cortés. Por medio, por supuesto, el gran Arcángel, quien ofreció un recital muy representativo de su tierra, pues Huelva y sus cantes han iluminado la presente edición del festival. Así, se deshizo en fandangos, pero también por soleares e incluso alegrías, con un extraordinario acompañamiento de palmas de los hermanos gemelos que marchan junto al laureado artista. Miguel Ángel Cortés, otro de los grandes y veteranos de la guitarra, fue el mejor aliado del cantaor.
Arcángel recibió de manos del alcalde de la ciudad, José Luis Núñez, la medalla de Arcos como símbolo de su paso por la Velá y en agradecimiento a su aportación creativa al mundo del flamenco, aunque, precisamente, el artista no esté exento de todo tipo de reconocimientos, siendo en este sentido uno de los grandes cantaores del momento.
Además, Arcángel tendría el detalle de compartir esa medalla con sus compañeros cantaores de Huelva, en una clara muestra de generosidad con su tierra y hacia el valor del fandango en el contexto del cante.
El público, entre palo y palo, tuvo oportunidad de tomar un refrigerio en la barra que este año fue gestionada por la hermandad de La Sacramental, responsable de la salida procesional del Corpus Christi.
La buenísima asistencia de público, entre el que se pudo ver a numerosos extranjeros ávidos de disfrutar del cante de la tierra, quedó recompensada con la entrega y calidad del elenco de artistas que desfiló por el escenario monumental de la Velá arcense.