El pintor Alfonso Guerra Calle regresa a su ciudad natal con una magnífica colección de dibujos y grabados bajo el título Patios de cal y tiempo. La exposición se puede admirar estos días y durante toda la Feria de San Miguel en el salón de la fundación Víctor Marín, en el palacio del Mayorazgo.
La muestra expone acuarelas, dibujos, bocetos y algún óleo, y se presenta a su vez una carpeta con grabados; todo recogido en 19 obras.
El patio es para el autor “un espacio común de las casas antiguas, donde se realizan múltiples actividades, desde leer hasta coser o, simplemente, sentir el paso del tiempo”. Alfonso Guerra Calle define su pintura como “expresionista”. Últimamente ha ido depurando su pintura hasta convertirla en sentimiento. Algunos críticos le comentan que es “un pintor poeta”, calificativo que no disgusta ni mucho menos al autor.
Guerra Calle vive en Madrid y tiene su estudio en el barrio de Salamanca. Nació en 1950 en Arcos, en la Junta de los Ríos. “Estaba destinado al trabajo en el campo, un trabajo honrado donde los haya, pero la pintura era en él, y sigue siéndolo, más fuerte que nada en este mundo. Guardó cochinos, y mientras lo hacía dibujaba figuras en las pitas, en las veredas. Una vez pintó una Virgen María en una colada, y la gente se echaba al lado diligentemente, en señal de respeto. Luego marchó a Madrid, donde se formó, donde pinta con una constancia inalterable”, según el escritor Pedro Sevilla en la entrevista realizada recientemente al pintor con motivo de su nueva exposición.
La inauguración de la muestra contó con las palabras de bienvenida del delegado de Cultura, Domingo González.
