Arcos se fue a dormir más tarde de lo habitual. El jueves, en los colegios sobre todo, caras de cansancio tras una noche de cacharritos… Era la velada inaugural de la Feria de San Miguel y los arcenses, aun sabiendo que el día siguiente sería una jornada laboral más, o de paro más, decidieron echarse a la calle para presenciar, en primer lugar, el desfile de gigantes y cabezudos que partió a las nueve de la noche de la plaza del Cabildo, recreando las figuras históricas de los reyes católicos, seguidos de niños disfrazados con varios motivos y con cabezas gigantescas y monstruosas.
El pasacalles fue acompañado de la banda municipal de música Vicente Gómez Zarzuela, que sobre todo se prodigó en pasodobles Corredera abajo hasta alcanzar el pórtico ferial. Allí le esperaba la comitiva que haría los honores de inaugurar la feria con el encendido tradicional del alumbrado extraordinario. De ello se encargaron las primeras autoridades municipales encabezadas por el alcalde, José Luis Núñez, en un acto que sirvió, además, para coronar a las reinas y damas, las seis jóvenes que ya fueron en el último carnaval molineras de las fiestas. Además, se procedió al corte de la cinta inaugural justo debajo de la portada, que lució radiante toda la noche, al igual que el novedoso alumbrado del resto del recinto ferial hasta el Paseo de Andalucía.
A partir de ahí, el ambiente se concentró, más que en el paseo, en las casetas, donde hermandades, grupos de amigos y compañeros de empresa, aunque estos menos, disfrutaron de la primera cena de la feria y de los primeros bailes. En la caseta de la peña taurina Emilio Oliva, los socios y el presidente, José Rodríguez, se lamentaban de la desaparición de la programación de feria de los espectáculos taurinos de antaño, mostrando una envidia sana por otras localidades vecinas, caso reciente de Villamartín, que sí han gozado de una corrida de toros con figuras del escalafón de primer orden. En este sentido, los escasos recursos municipales junto a la posible falta de iniciativas empresariales han dado al traste con esta parte costumbrista de toda buena feria.
Durante la noche, el mayor ambiente se concentró a esas horas en la zona de las atracciones infantiles. Era la noche de los precios especiales gracias al convenio entre feriantes y Ayuntamiento.
En el lado cultural, la primera cita del miércoles fue la inauguración de la exposición colectiva de pintura organizada por la recién constituida Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer, que ha conseguido que un grupo de pintores locales done una obra que poner a la venta y con ello conseguir fondos para la causa. La presidenta de esta asociación, Lydia Mayolín, animaba al público a comprar una obra y contribuir con el solidario objetivo. La exposición se puede visitar en el salón cultural San Miguel, en la calle Corredera, al igual que bien merece la pena recrearse en la colección de dibujos y grabados del maestro Alfonso Guerra Calle, estos días en su ciudad natal para regalarnos un parte de su exquisita obra artística. Esta muestra está abierta al público en el salón de la fundación Víctor Marín, en el palacio del Mayorazgo.
