Una segunda médico imputada por el caso de un indigente polaco que murió en octubre de 2013 en Sevilla poco después de ser dado de alta ha asegurado hoy que no intervino en el diagnóstico y que solo ayudó al doctor que le atendió para tramitar el "diagnóstico social" y derivarlo a los servicios sociales.
Según fuentes judiciales, la médico del hospital Virgen del Rocío de Sevilla ha dicho en su declaración ante la juez que instruye el caso que no le hizo ninguna prueba al indigente, Piotr Piskozub, que medía 1,83 y pesaba 45 kilos, y ha añadido que el paciente insistió en que quería abandonar el centro sanitario.
Las mismas fuentes han señalado que la imputada era una médico adjunta, el mismo cargo que ocupaba otra doctora acusada en este caso, que declaró ayer y que habría puesto los mismos ejemplos de cómo actúan en el servicio de urgencias.
Las pruebas al joven se las habría hecho un médico MIR de segundo año, que está citado como imputado el 9 de diciembre y que se considera el testimonio más relevante por parte de las acusación popular que representa la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía y la particular, ejercida en nombre de la madre y el hermano del fallecido.
Ante la juez ya han declarado el coordinador del servicio de urgencias del hospital, que calificó como "exquisito" el trato que dispensaron todos los profesionales del centro sanitario al joven.
El responsable médico explicó que se cumplieron todos los protocolos previstos y que se hizo "todo lo que se tenía que hacer" con el joven fallecido.
El informe forense, sin embargo, recoge que, según las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), "un estado de desnutrición severa como la que presentaba" el indigente debería ser tratado con hospitalización para paliar su malnutrición y obligaría a realizar pruebas diagnósticas para la detección de las enfermedades de base.