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“Nuestra gestión está por encima de tendencias que generan inseguridad”

“La conclusión tras casi cuatro años es que no es la Diputación la que sobraba, sino los malos gobiernos de la Diputación” | “El ciudadano no quiere que le cambien la realidad, y los pactos en los despachos no pueden ir contra la voluntad del votante”

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El Partido Popular obtuvo en las elecciones municipales de 2011 los mejores resultados de su historia en la provincia de Cádiz al superar los 211.000 votos y lograr 235 concejales. Unas cifras que le permitieron asimismo acceder, también por primera vez, al gobierno de la Diputación de Cádiz. A la luz de dichos datos, determinar la incidencia del nuevo escenario político nacional sobre las municipales del próximo 24 de mayo es una de las grandes incertidumbres del momento, especialmente para los grandes partidos. A Antonio Sanz, como presidente provincial del PP, le toca hacerles frente, así como a las grandes cuestiones que siguen preocupando a la ciudadanía de la provincia.

Los resultados del PP en la provincia en las últimas elecciones municipales fueron los mejores de su historia, ¿cuáles son sus estimaciones de cara al próximo mayo?
—Este mandato ha sido muy difícil. Han sido unos años en los que, por un lado, los nuevos gobiernos han afrontado la peor situación económica de la historia. Ha habido que administrar prácticamente la nada, y no sólo la nada, sino unas deudas que nos habían dejado los anteriores gobiernos socialistas que eran desorbitadas y tenían hundidos a los ayuntamientos. Ha habido que poner orden, organizar las cuentas, aplicar políticas de austeridad y pedir sacrificios a las familias. Pero tras unos años muy difíciles, haciendo más con menos o con muy poco, en los que se han mantenido las prestaciones sociales y se han prestado los servicios públicos esenciales, lo que entendemos ahora es que no se puede dar un paso atrás. Ahora se empieza a invertir, se empieza a crecer, a crear empleo, y eso no se puede frenar, por lo que nuestra esperanza es que los ciudadanos vuelvan a confiar en el PP para culminar ese trabajo realizado hasta ahora. Estoy convencido de que vamos a volver a ganar donde ya lo hicimos en 2011 y creo que vamos a lograr también el cambio político en municipios como Sanlúcar, La Línea o San Roque, por el trabajo realizado estos años desde la oposición y por la frustración generada por el PSOE. Sólo los municipios gobernados por el PP han seguido un camino de crecimiento en la provincia, y un ejemplo claro es el de Jerez, donde no sólo se ha devuelto la normalidad, sino que se ha recuperado la inversión, es un municipio que avanza y que es imagen en el mundo.

La sensación es de incertidumbre, ¿qué papel cree que pueden jugar las nuevas corrientes de izquierdas en los municipios de la provincia?
—Es evidente que están generando incertidumbre, pero creo que el ciudadano siempre pone en el peso principal de la balanza la estabilidad, la confianza, la seguridad, y eso lo generan ahora los alcaldes que han venido trabajando en tiempos difíciles, que es el ejemplo que vienen dando los alcaldes del PP, y en ese sentido, tengo una confianza plena en que el peso de su trabajo está por encima de tendencias, de modas, que además para una buena parte de la ciudadanía implica inseguridad, inestabilidad, y que además establece modelos que suponen un riesgo, porque decir que el modelo que quieren implantar es el de Venezuela, donde hay colas en los supermercados y no hay ni papel higiénico, es impensable ahora que estamos empezando a levantar la cabeza y que es incompatible con nuestro sistema. Es un riesgo que no podemos correr, porque sería una vuelta atrás. Y si a ello añadimos la más que probable unión de Podemos y PSOE, ya sabemos lo que esa suma puede volver a generarnos: una crisis profunda y un hundimiento de los ayuntamientos.

La iniciativa que ha presentado hace unos días sobre los Programas Participativos ¿es una respuesta a esa situación, a la implicación de la ciudadanía en la política?
—Lo que sí hay que ser conscientes es que el ciudadano exige opinar, participar, decidir, en la vida diaria de los partidos y en las soluciones que podamos aportar. Hay que tener los pies en el suelo y renovar métodos para seguir pegados a la realidad de los ciudadanos, y nuestros programas participativos pretenden que muchas de nuestras propuestas de gobierno partan de los propios ciudadanos. Eso es un ejercicio de apertura del partido, de cercanía y de dar protagonismo a la sociedad, y de modernizar la forma de hacer política, para que el ciudadano se sienta más arropado desde la política.

Hace tres años se hablaba de la desaparición de las Diputaciones, ¿usted pone en duda su futuro y cómo valora su primera experiencia en la provincia?
—Hay dos cuestiones que siempre han suscitado debate sobre la Diputación en la provincia. Por un lado, los localismos y los personalismos. Y creo que en estos casi cuatro años se ha conseguido unir a la provincia bajo un proyecto común que hemos consolidado, bajo el convencimiento de que unidos somos más fuertes y podemos generar más inversión y posicionar mejor a la provincia. Esa visión que nunca ha existido la hemos liderado desde el PP y disponemos de un proyecto de provincia. Y, por otro lado, la imagen que la gente tenía de la Diputación, que era la de una institución al servicio de unos intereses políticos. Hoy día la Diputación gobierna para los 44 municipios gracias al esfuerzo económico realizado y gracias a que se gobierna igual para todos, independientemente del color político de cada ayuntamiento. Además, ejerce de motor del desarrollo de toda la provincia y muchos servicios se pueden prestar gracias al respaldo de la Diputación. Hemos conseguido justificar la Diputación más que nunca, porque está al servicio de la provincia, porque lidera un proyecto común y está  al servicio de todos los ayuntamientos. Y eso lleva a una conclusión, lo que sobraba no era la Diputación, sino los malos gobiernos de la Diputación.

¿Cuál es la hoja de ruta que está marcando de cara a las municipales?
—Preparar una estrategia electoral en la que la clave debe estar en las propuestas que se trasladan a la ciudadanía y siempre en positivo. El ciudadano está cansado de la confrontación y no merece la pena. El ciudadano quiere ver cómo podemos mejorar sus condiciones de vida y qué propuestas vamos a poner encima de la mesa para conseguirlo, entendiendo para ello que los próximos años van a ser mejores que los pasados, que vamos a recuperar debates sobre inversión que hasta hace poco eran impensables, y ahí es donde estamos incitando a la participación ciudadana. Queremos hacer ver que somos un instrumento útil al servicio de los ciudadanos. En este sentido, nuestra campaña va a estar muy basada en la cercanía, en estar pegados a la realidad de los ciudadanos, en especial los colectivos más desfavorecidos de la provincia; en dar respuesta y soluciones, porque va a ganar el partido que más sepa convencer a base de soluciones; y en la ejemplaridad, ya que el ámbito de la corrupción y de la duda no cabe en el PP; evidentemente no es lo mismo una decisión administrativa que el que se lo ha llevado.

¿Tiene la sensación de que éstas pueden ser unas elecciones de todos contra el PP y en las que no puede bastarles con ser el partido más votado?
—Siempre ha sido así. Necesitamos contar con la mayoría de la confianza de los ciudadanos. La otra alternativa es la de todos unidos, incluso aunque pierdan las elecciones, pero eso tiene factor de riesgo, porque las recetas del PSOE ya las conocemos, y los ciudadanos se tienen que pensar si la vuelta atrás, a las recetas que nos hundieron, ahora que salimos adelante, merecen la pena frente a esos pactos de izquierda que sólo podremos evitar dando un apoyo mayoritario al PP. Quedarse en casa y abstenerse, por aplicar una especie de castigo a la política no es bueno, porque después quedan cuatro años por delante y eso es mucho tiempo y es regalar el voto a la coalición que se unirá contra el PP.

Su partido apostó por la reforma de la ley electoral para permitir que gobernase la lista más votada, sin embargo no hubo acuerdo con el PSOE y su presidente terminó reculando...
—Creo que el PSOE se ha equivocado, porque si hubiera hecho los números vería que le beneficiaba. Esto es un juego limpio, el que gana gobierna y el que más apoyos reciba en las urnas es el que debe gobernar. El ciudadano no quiere que le cambien la realidad y los despachos no pueden ir contra la voluntad. Legalmente es posible pero es un paso atrás en la democracia. Obviamente, nosotros pensamos que los grandes cambios en cuestiones electorales hay que alcanzarlos con consenso, y creo que el PSOE se ha equivocado al no aceptar el debate.

¿Qué hace falta para que las diferentes administraciones se pongan de acuerdo para luchar contra el desempleo en una provincia como la nuestra?
—Es fácil decir que hay que trabajar unidos, pero también cada uno debe saber cuáles son sus competencias. Todo el mundo hace un esfuerzo por cumplir, pero lamentablemente tengo que decir que el Gobierno central, creo que desde la reforma laboral y las medidas para el emprendimiento, ha provocado una reacción importante hasta reducir la tasa de paro en los dos últimos años; y por otro lado, hay una competencia, que es la de las políticas activas de empleo, que lamentablemente han sido suspendidas por la Junta de Andalucía, por  problemas como los de los escándalos de corrupción en el tema de la formación o los ERE falsos, que están en los tribunales, porque el dinero no está en manos de los parados y estamos perdiendo unos años estupendos. 

Una de las apuestas de los grandes municipios gobernados por el PP ha sido la creación de una plataforma logística para impulsar inversiones y actividad económica en la provincia, pero la Junta reivindica su Red Logística de Andalucía y habla de protagonismos, ¿qué aporta la plataforma logística del sur de Europa que no aporte la de la Junta?
—Que la de la Junta nunca se ha desarrollado y que no estamos ante una red logística como a la que aspira la Junta, que se refiere a temas de transporte entre tres provincias. Hablamos de liderar la comercialización, transformación, desarrollo de los productos, desde aquí con todo lo que supone el mercado del continente americano, y su conexión con Europa. Nadie entiende cómo todas las mercancías importantes que vienen de América van a Rotterdam, cuando desde la lógica tenemos un puerto de mercancías de primera magnitud en Algeciras o un potencial como el de Cádiz, complementado por la Alta Velocidad, el corredor ferroviario hasta Algeciras, el aeropuerto... el potencial logístico de la provincia nunca ha sido aprovechado y queremos convertirnos en la gran red de stock de mercancías de las grandes compañías que facturan y comercializan con Europa, para que conecten desde nuestra provincia y no en otras zonas. Por eso el proyecto de Aletas ya no es solo parque tecnológico, sino que contará con desarrollo logístico, y por eso la ampliación de la Zona Franca y el impulso a las infraestructuras. Estamos conectando la provincia con el mundo y situando a Cádiz como principal plataforma del sur de Europa, ubicándolo en el mapa de grandes zonas logísticas del mundo.

El debate sobre el futuro de Astilleros es una constante en la provincia. Recientemente ha habido buenas noticias en torno a su actividad industrial, ¿cree que el contrato con Iberdrola abre nuevas posibilidades o que ésa es la línea que debe seguirse?
—Hemos logrado, primero, salvar a los Astilleros, que era objetivo fundamental, porque estaban hundidos y a punto del cierre. Hoy ya hablamos de futuro para los Astilleros, y después de mucha negociación de contratos, hemos conseguido dar una estabilidad para los próximos cuatro o cinco años, que signifique puntas de diez o doce mil empleos, no sólo de Astilleros sino de la industria auxiliar que gira en torno a los mismos, y abrir a los Astilleros a la diversificación: volver a la industria gasística, entrar en la industria eólica, recuperar la industria militar con la construcción de un nuevo BAM, todo eso es una gran transformación, una consolidación y una estabilidad de futuro que repercute además en la creación de empleo, y eso es un revulsivo económico de primer orden.

¿Cree que el intervencionismo del Estado sobre las arcas públicas de Jerez, en aras a reducir la deuda, puede pasarle factura al Ayuntamiento a corto o medio plazo?
—El Ayuntamiento de Jerez estaba hace tres años y medio para cerrarlo. El caos se había apropiado de la ciudad. Y hoy hemos resuelto esa situación bajo un prisma de normalidad y sobre todo de recuperación económica del Ayuntamiento, que uno si mira para Jerez ve ayudas, ve inversiones, ve mantenimiento de las prestaciones y de los servicios públicos, ve un Ayuntamiento ordenado que ya no es un problema para la ciudad, sino el motor de la ciudad. Además, creo que María José García-Pelayo ha sabido situar a Jerez como imagen en el mundo y eso es un gran esfuerzo para el que ha contado con el respaldo del Gobierno de España. Eso hay que pelearlo para dotar a Jerez de las mejores ayudas y ahora vemos los frutos, ya que entre otras cuestiones se ha conseguido hacer frente a la deuda bajo unas medidas de apoyo económico muy importantes, como que se pueda replantear el endeudamiento con las entidades financieras a un tipo de interés muy reducido, incluso a tipo cero, eso son medidas que favorecen a la ciudad y que están permitiendo reinvertir en la ciudad, en mejoras para Jerez y para las familias jerezanas. Jerez ha dado un vuelco radical y es noticia por su buena organización, por lo que representa su tradición y por la imagen que traslada al mundo. El trabajo realizado durante estos casi cuatro años, tengo que decirlo, se pone de ejemplo en el partido en toda España de buen gobierno.

El futuro del centro de formación de tropas de San Fernando ha sido otro de los temas de debate de las últimas semanas, ¿tiene San Fernando futuro como instalación militar?

—Frente a los malos augurios de los de siempre, que han generado incluso una especie de psicosis sobre el posible cierre del Cefot, nos hemos reunido con el ministro de Defensa, hemos trabajado junto a los diferentes responsables del Ministerio, y hemos logrado del Gobierno un compromiso en firme sobre la continuidad del Cefot. No sólo no se cierra, teniendo en cuenta además la importancia económica de su existencia para San Fernando y para la Bahía, sino que hay compromiso de impulsar e incrementar las posibilidades de medios de defensa en torno a San Fernando, y eso significa más economía para la ciudad y más empleo.

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